La droga que refresca

Autor (es): Eduardo del Río (Rius).
ISMB: 978-607-429-148-3.
Género: Caricatura política.
Editorial: DeBolsillo.
Número de páginas: 87 páginas.
Saga: Una gloriosamente larga.
Sinopsis: La droga que refresca. Es el producto comercial más conocido y vendido en todo el mundo; es el mayor símbolo del imperio norteamericano; gracias a ella el mismísimo Santa Claus se hizo famoso... en fin, se trata ni más ni menos que de ¡la chispa de la vida! Claro, nos dice Rius con este libro, su vida sería otra... otra mucho más saludable.
Como siempre, el gran maestro morero ha resumido en estas páginas kilos y kilos de información sobre este brebaje que, al igual que las cajetillas de cigarros, debería exhibir en su envase la leyenda: "Este producto puede ser nocivo para su salud". Explica Rius: "La razón de este librajo: el estudio socio-político-cultural-filosófico-económico-histórico y ¡nutricional! del famoso producto llamado Coca-Cola (y porquerías pepsimilares)".


Mis queridos seres míticos. Hace mucho que no me pasaba a escribirles. Ya saben que hemos estado teniendo algunos problemas técnicos con las imágenes del blog, pero no se estresen, jamás los abandonaré. Poco importa ahora porque el día de hoy vengo, ni más ni menos, que con reseña. Como lo leen, una que le quiero agradecer a mi proveedor de revolución, Bob el Minion, por prestarme sus libros de Rius uno a uno (como biblioteca). Además, quiero dedicar esta reseña a otro gran amigo que hace días se comunicó conmigo para presionarme sobre las reseñas, Neidan, esta va por ti y espero que te guste. Como siempre, estamos dispuestos a recibir sus comentarios, quejas, dudas, sugerencias y amenazas de muerte. Y, sin más qué agregar en las cosas que nada tienen que ver con la reseña, pasemos a ella.

Comenzaré diciendo que jamás me planteé la posibilidad de leer un libro de este tipo. Quiero decir, he leído muchos comics en mi vida, novelas gráficas (que no son lo mismo), y libros ilustrados; pero nunca había leído caricatura política extendida. Supongo que esta es la manera de llamarlo: caricatura política extendida. Es por eso que me parece justo y necesario iniciar esta reseña con la caricatura del hombre en cuestión. En pocas palabras diré que no para el fin al que está dedicada, la caricatura es muy buena. Rius sabe cómo resaltar los defectos de los personajes. En mi persona produjo esa especie de necesidad de investigación para delucidar algunos aspectos de personajes conocidos. Me fue necesario ir a Google y buscar imágenes de las personas para poder ver si sus defectos eran demasiados o estaban bien resaltados. Claro que también existen otros muchos aspectos meramente culturales a sus agregados, como colas de rata y esos asuntos. Nada de lo que quiera escribir justo en este momento. Pero sigamos con la imagen. Es divertida y sagaz. Está toda en blanco y negro y en ningún momento es necesario pararse más de dos segundos la lectura pues muchas veces las mismas imágenes nos llevan a los datos relevantes que Rius nos quiere comunicar en sus libros.

Ahora sí, pasemos a algo más interesante: el lenguaje que maneja este individuo. Rius es sarcástico en cada página. No hay otra manera de decirlo. Se vale de imágenes (obviamente) y comentarios tales que producen risa en el lector. Eso es un aspecto que me gustó mucho. Además usa palabras muy de México, muy de "rancho" o "pueblo". No por minimizarnos como cultura, sino para demostrar un punto que justo ahora no aclararé porque no es el tema. Lo que sí nos concierne es que podremos ver el lenguaje de la gente común, ese hijo de vecino cualquiera que nos lleva de la mano para hacernos reír y reflexionar al mismo tiempo. Esto hace del libro una cosa totalmente llevadera, maravillosamente llevadera. Sus libros son todos muy cortos. Creo que ninguno pasa las 120 páginas, y es gracias a su humor y su forma de escribir que parecen todavía más cortos. No pasarás más de una tarde leyendo alguno de ellos a menos que, como yo, quieras admirar cada detalle de sus dibujos para reírte un rato todavía más largo. 

Respecto al tema tengo unas cuantas cosas que decir. Principalmente que Rius supo escogerlo perfectamente. Es un tema controvercial si se ve desde el punto que él lo expone. Mientras vas leyendo comienzas a cuestionarte tus razones para ingerir esa sustancia. ¿Es realmente buena? ¿Puedes sustituirla con algo más? ¿Cuál es el punto de que la tomes si es tan cara en comparación con otras cosas, como hacerte tus propias aguas de frutas? Rius comienza a jugar con nuestra mente exponiendo datos de los que hablaré en un párrafo exclusivo del tema. Pero siguiendo con su tema principal, Rius sabe cómo poner los puntos sobre las íes y, lo que es más, sabe por qué hacerlo. Quiero decir, muchas de las ideas y opiniones ahí expuestas son totalmente ciertas una vez que se razonan. Claro..., para eso primero hay que razonar. 

Hablando de los datos que expone, hay algo que me gusta muchísimo de este libro: Eduardo del Río es tan amable de poner las imágenes fotocopiadas de muchos carteles de épocas anteriores para respaldar lo que está diciendo. Además, en ocasiones pone incluso las fuentes de donde ha sacado dicha información. Eso sí, la mayor parte del tiempo habla al aire, no lo niego, porque no cuenta con una bibliografía en forma que el lector pueda consultar a la primera de cambios. Pero al menos habla de archivos, fechas y nombres particulares que sí que pueden ser rastreados en este mundo llamado internet. Todos estos elementos me ayudaron a comprender un poco más el punto del libro, además de que te da una sensación de realidad (porque no digo que todo lo expuesto aquí sea real a pies juntillas) que se aprecia de principio a fin.

En conclusión, ya que Rius la tiene también, puedo decirles que es un texto que he disfrutado y que me ha encantado de inicio a fin. Es divertido, inteligente y educativo. Todo lo que una persona puede querer. Y de forma todavía más personal les he de decir que no volveré a tomar un refresco (de ningún tipo) en mi vida. Llevo una semana limpio y el plan es mantenerme así recordando a Rius cada que tengo antojo. Es un libro que vale la pena con creses por el mensaje que deja, lo que es una sorpresa en la literatura de mi país. Se lo recomiendo a todo el mundo, o al menos todos aquellos que ya estén en la preparatoria porque un niño no llegaría a comprender el impacto real de algo como una simple soda (o refresco de cola). Quizá así comencemos a tener un mejor lugar para vivir. 

Saludos enormes,








P.S. Le daría 6 calaveritas, pero no tengo la imagen. 

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