La edad de la ira

La edad de la ira


Autor (es):
Fernando J. López
ISMB: 9788467033687
Género: Young Adult
Editorial: Espasa Libros
Número de páginas: 317 páginas
Saga: No

Sinopsis: A partir del drama desencadenado por Marcos, un chaval de dieciséis años, que hace correr ríos de tinta en todos los medios, un periodista inicia una investigación en el instituto donde estudiaba el chico. A través de los testimonios de profesores y compañeros, el lector irá descubriendo las razones de la aparente locura de Marcos.


Hola a todos. Yo de nuevo por acá, trayéndoles una nueva reseña. El día de hoy quiero hablar de este libro que leí para la escuela pero que me impactó de tal manera que necesito comentarlo con alguien y -claro que sí- nadie es mejor que mis seguidores para hablar sobre el tema. 

Como pueden ver, se trata de un libro relativamente contemporáneo. Es extraño en mí reseñar esta clase de libros pero, la verdad, es que éste ha llamado muchísimo mi atención. De forma estructural puedo decir que se trata de un escrito con lenguaje sumamente sencillo, de ese que todos o casi todos podrán entender. Por si esto no fuera suficiente, contiene capítulos en serio cortos (10 páginas a lo sumo en cada uno de ellos), en las que se hace referencia a mucha cultura popular tal como series, libros y películas. El carácter de sus protagonistas se presta mucho para que uno, como lector, pueda comprenderlos y empatizar con los mismos. Es pues, Santiago -un periodista que planea escribir un libro al respecto- quien nos lleva a través de las páginas, narrando su investigación del crimen y citando cartas, e-mails, grabaciones transcritas y textos de los testigos de los que dispone. 

Sobre la trama, creo que es una bastante conocida. Con esto me refiero a que todos los días podemos ver -lamentablemente- este tipo de situaciones. Es, sin embargo, la manera en que el escritor lo maneja, lo que hace de este libro algo en serio maravilloso. Para comenzar, nos da el punto central de la situación. Marcos, el protagonista, ha asesinado a su padre con una máquina de escribir, esa que lo obligaba a usar para hacer las tareas porque le había quitado cualquier medio de comunicación actual (teléfono celular, computadora, cualquier cosa con internet). Desde el inicio conocemos la situación y, a grandes rasgos, lo que parecen ser los motivos que lo llevaron a cometer ese crimen ya que, olvidé mencionarlo en la frase anterior, Marcos también deja a su hermano malherido pues le enterró unas tijeras en el cuello. Así pues, de todo lo que va este texto, es de la motivación real. 

Entonces, es momento de hablar sobre los personajes porque me parece que este es el punto central y real del libro. ¿A qué me refiero con esto? Los personajes son los que llevan al lector dentro de la historia y es su carácter -o falta del mismo- lo que puede hacer un libro increíble o, en su defecto, echarlo todo a perder.

En primer lugar pondré a Marcos, la persona a quien hacen referencia en todo momento y que está ausente dentro de los testimonios. El chico es descrito como una persona sumamente popular, que incluso tiene un séquito de personas que vienen y van detrás de él. Extrañamente, parece que él ni busca ser popular ni pretende disfrutar demasiado de lo mismo. No diré más, sólo que mantengan esa imagen del chico popular que es más bien introvertido. Luego aparece Santiago. Él no tiene realmente nada que ver con Marcos. De hecho en la novela no se topan frente a frente nunca. Como sea. Se trata de un reportero que llega al crimen de Marcos por meras notas. Es alguien mayor -el factor mayor, claro- que se ve, muchas veces, reflejado en lo que le ocurre los chicos con los que convive.

Existen un montón de personajes más tales como la mujer de la mesa directiva. Álvaro, el profesor de literatura que es homosexual y se siente discriminado; el directo de la escuela que es un machista y racista que no le dice a nadie las cosas de frente pero procura ponerles piedras en el camino a todos; Gema, la profesora que llegó al lugar porque quería tiempo (vacaciones regulares) y dinero constante pero a quien la idea de enseñar no le encanta; Raúl, el chico que quiere ser popular; Sandra, la mejor amiga que está enamorada de Marcos y que es objeto del amor de Raúl; Ahmed, el chico "moro" a quien incluso los profesores suelen segregar por su color de piel y su origen. Y puedo seguir. Como ven, se trata de un libro lleno de personajes principales, secundarios e incidentales que se desarrollan dentro del libro porque sí, Fernando López los desarrolla a todos dentro de la obra. A veces en un comentario, a veces en un escrito que pretende hablar sobre Marcos, todos ellos terminan exponiendo una parte de sí mismos. Esto fue algo que me impresionó porque, quiera o no, termina por darnos a conocer todos los personajes, todos los que se mencionan. A veces sólo desde su ideología particular, pero hay otros que llegamos a conocer incluso ciertos aspectos de su vida. 

Sobre esto, tengo que hacer una aclaración y una queja. Sí, sé que me había tardado para quejarme al respecto pero no tengo otra opción. En Literatura conocemos a la diferencia de las voces como "polifonía". Me explico. Una persona que tiene 5 años no habla de la misma manera que un doctor en Historia del arte cuando ambos contemplan un cuadro. Así mismo, muchas personas de bajos recursos suelen utilizar el argot como lenguaje regular mientras que un catedrático en plena conferencia con personas doctoradas no podría utilizarlo. Eso, básicamente, es la polifonía. Pues resulta que Fernando López no supo usarla. Los chicos de 15 y 16 años hablan igual que el hombre de 34 que se graduó en periodismo, o que la mujer con un título en educación. No hay demasiadas diferencias y éstas se limitan a cosas como las muletillas. Por ejemplo con Gema, la profesora desinteresada, todo lo que hace es poner un "¿sabes?" regular cada tantas frases. Por lo demás, ella y el chico que atendía la cafetería escolar, ese que nos dice de primera mano que dejó la escuela a los 18, hablan igual. 

Ya casi para terminar, no me queda mucho más que mencionar respecto al libro fuera del tema central. Porque sí, el asesinato fue mero pretexto para llegar a los asuntos contundentes. Durante toda la novela Fernando López se esfuerza a sobremanera para que el lector piense. ¿Les preocupa? Prometo que tampoco es para tanto. Se encarga de exponer situaciones, modos y maneras en que se puede llegar a pensar. Como ejemplo tenemos la situación del racismo que enfrenta el alumno Ahmed por su origen. Lo que realmente perturba de esto es que esta segregación viene de los profesores y del director que aplauden este tipo de comportamiento cuando otros alumnos también lo discriminan. Luego aparece la homosexualidad, desde luego. Lo vemos con Álvaro cuando relata que una amiga lesbiana no puede celebrar su boda con todos los que quisiera porque, si se hace público, lo más seguro es que pierda su empleo. Y por último pero no menos importante -sino todo lo contrario-, critica a la educación. ¿Por qué esto me causó más ruido que todo lo anterior? Bueno, porque intenta cuestionarnos el papel de los padres dentro de la educación de los chicos. También qué es lo que deben hacer los profesores para lidiar con ellos en esta etapa tan complicada. Todos sabemos que no existe un manual para criar hijos o para ser profesor -al menos no uno que sea infalible-, por lo que es sumamente agradable leer este tipo de posibilidades.

Para no hacer la reseña más larga, sólo me resta decir que recomiendo este libro a todas las personas por encima de los 15 años. A los alumnos que se sientan fuera de lugar, a los que duden de su sexualidad, a los que sientan un odio irracional y no comprendan porqué. Se lo recomiendo a los padres que se desesperan porque no saben cómo acercarse a sus hijos, e incluso a aquellos que creen que enseñar moral a los muchachos le corresponde a los profesores. Pero más que a nadie, se lo recomiendo a los docentes para que lo tomen como manual de estudio y reflexionen sobre su persona a través de él. 

Saludos enormes,




Ocho lugares que me recuerdan a ti (Spoilers)

Ocho lugares que me recuerdan a ti (Spoilers)

Autor (es): Alberto Villareal
ISMB: 978-607-07-3665-0
Género: Romance, young adult (?)
Editorial: Planeta
Número de páginas: 196 páginas
Saga: No

Sinopsis: "En tiempos oscuros, siempre vale la pena tener a la mano una historia de amor. Alberto Villareal se enamora mientras enamora al lector con sus palabras". Benito Taibo.

Santiago no cree en el amor, piensa que está sobrevalorado. Claro, hasta que conoce a Valentina. Por ella estará dispuesto a cruzar el Atlántico con sus amigos para intentar recuperarla. Puede parecer una locura... Pero en el amor no se vale perder por no haberlo intentado, porque ni Shakespeare, ni José Alfredo Jiménez pueden estar equivocados, ¿o sí?


¡Hola, mis queridos seres míticos! Yo de nuevo, y tan pronto. Sé que les significa una sorpresa enorme pero prometo que ya no me perderé tanto..., o ese es el plan. Pese a la escuela, estoy intentando hacerme tiempo suficiente para poder reseñar algunos libros y compartirlos con ustedes. Además, sigo mejorando el contenido de mi Instagram sólo para ustedes. Aclaro que, como dice el título, esta reseña contiene spoilers, de manera que si quieren no enterarse, lo mejor es no leerla. Así que, una vez con las advertencias necesarias hechas, lo mejor es comenzar.


 Estamos hechos para amar. 
 Maldigo a nuestro diseñador, pero así es. 
 No hay escapatoria, no hay retorno. 


Alberto Villareal, Ocho lugares que me recuerdan a ti
Planeta, Ciudad de México, 2016, p. 14.

Iré de afuera hacia adentro con este libro. De forma física es una cosa bien realizada, como mucho de planeta. El hecho de que hayan incluido al autor como imagen de portada me gustó. Además de que la visualización de cada título de capítulo es hermosa. Hasta el momento no tengo queja al respecto. Un trabajo físicamente respetable. Pasemos a algo más que no es necesario extenderme en esta situación más allá de decir que el morado es mi color favorito y que predomina en la cubierta, cosa que amé.

 La felicidad está en no quedarse con las ganas. 

Ibid,. p. 29.

Ahora bien, hablemos sobre la trama, misma que identificaré como "primer cliché". La fábula del texto es simple y sencilla: este chico, Santiago, originario de Monterrey, se enamora de una chica española llamada Valentina a quien conoce por dos meses. La chica se va y el protagonista, como es de esperarse y como nos dice la sinopsis, echa a correr al otro lado del mundo para rescatarla. ¿Les gusta la idea hasta el momento? Porque puedo recomendarles al menos 100 películas con esta temática y otros 50 libros al respecto. Como bien lo dije, no es el hilo negro de la literatura. Un tema por demás tratado de una manera usual. Nada fuera de lo común.

 ¿El amor? El amor no se detiene, 
 pero eso es lo bueno. 
 Grandes cosas se han hecho por amor... 

Ibid,. p. 49.


Luego aparecen los personajes. El protagonista, Santiago, es un chico de clase media alta en Monterrey, Nuevo León, México. Hijo de una madre soltera (técnicamente) y un padre que los abandonó cuando él era niño; no cree en el amor. Para cuando el lector lo conoce, estamos entre el tercer y cuarto semestre de su carrera universitaria. Por lo demás, sabemos que es, pese a no creer en el amor, un romántico, adepto a la literatura y al tequila. Tiene dos mejores amigos. Samantha, una chica fuerte e independiente que me parece un buen personaje. Está medianamente bien desarrollada pese a que no sabemos demasiado de ella hasta cerca del final de la historia. Respecto al otro mejor amigo, su nombre es Edgar, un chico divertido y sarcástico con el que el protagonista se lleva como hermanos. Con este personaje todo está de maravilla hasta el momento en el que nos enteramos de que es gay y TODO corre en torno a eso. Deja de volverse una persona para volverse "el amigo gay" que encima le sirve al autor para soltar una serie de discursos moralistas respecto a las personas con esta preferencia sexual. No tengo nada contra ellos, todo lo contrario, los apoyo y creo que como todos, merecen respeto. Mi problema llega cuando el mismo autor lo convierte en una especie de objeto que ejemplifica sus posturas ideológicas. Deja de ser Edgar, su amigo, para volverse el motivo continuo de su apoyo a los homosexuales. Además de que, podemos conocerlo, como el "segundo cliché". Como sea, antes de dejar el apartado de los personajes, necesito hablar un poco más de Santiago. Hubo un aspecto que me causó mucho ruido: el chico dice tener al rededor de 20 años y se comporta como un adolescente de 13 o 14. Quizá es la trama y cómo fue manejada, pero al final de cuentas esa es la sensación que me da. Se impresiona y pone énfasis en cosas que emocionarían a un adolescente como las fiestas en antros o el decir groserías a cada momento. Ambos aspectos no digo que un universitario no los haga, sino que parece emocionarse de hacerlos, como si fueran algo prohibido porque, al final del día, en su mente es un adolescente. Sé que él se reconoce como alguien tranquilo que prefiere estar entre libros, pero la verdad es que ni siquiera un bookworm, y me reconozco entre ellos, se emociona tanto por salir de fiesta, beber tequila y decir groserías. O no lo hace lo suficiente como para mencionarlo en un libro cuya temática es completamente diferente. 

 ...los libros no sólo emiten sabiduría, 
 sino también la captan y la guardan 
 en sus páginas para compartirla con el siguiente 
 lector.

Ibid,. pp. 77-78.

Respecto a la edición del texto tengo algunas quejas técnicas que me molestaron mucho porque, al final del día, espero ser editora y creo que algo como eso no debería ocurrir. Existen, por ejemplo, cambios temporales como "estábamos haciendo esta cosa en la cocina, por eso siento que ella me toca justo ahora mientras estamos en la cocina". De pronto habla en presente cuando se supone que el libro ocurre en pasado y de la nada vuelve a los tiempos regulares. Eso saca por completo de la lectura. Además aparecen pleonasmos como "desconocida que jamás había visto". ¡Claro que era desconocida si jamás la habías visto! Esa es la definición de una persona desconocida. Es como decir "métete pa'dentro". Además que existen otros errores de sintaxis que, en serio, no se deberían de perdonar. Mientras lo leía tuve la constante sensación de que el editor tomó el manuscrito, leyó el nombre del autor, supo que era conocido en el mundo de YouTube, y publicó sin siquiera abrir el paquete que lo contenía. 

 El más grande error que cometemos 
 los humanos es que vivimos para complacer 
 a los demás y no para ser felices nosotros mismos (sic).

Ibid,. p. 134.

Para no alargar más la situación -y la reseña-, pasaré a dar una lista escueta (tanto como las descripciones de este libro), de las cosas que no me encantaron al respecto. Por ejemplo, las escenas muy adolescentes, o que una campana dirija el tiempo en una universidad. Hasta donde sé, esto no ocurre en muchos sitios de esta manera (o eso espero) porque el punto de la universidad es enseñar a los estudiantes a medir su propio tiempo y su capacidad de carga mental, así que la campana no es necesaria. Por otro lado, Santiago es demasiado melodramático. Se enoja y golpea las paredes, o su corazón late rápido cada que le ocurre algo como esperar el mensaje de su amada. ¡AMIGO! Si eso te pasa, ve al cardiólogo. Mira que esperar por horas un mensaje con el corazón acelerado creo que se considera taquicardia. Y por si todo esto no fuera poco... están los ocho lugares. Les explico. El libro se titula Ocho lugares que me recuerdan a ti, por lo que uno podría llegar a pensar que el chico nos hablará de esos sitios. Incluso llegué a imaginarme que Santiago pasaba por esos ocho lugares, o que haría constantes flashbacks para recordar a la chica en esos sitios. Pero no. De hecho, en todo el libro, ni siquiera nos enteramos de cuáles son seis de esos ocho lugares. Así de simple. El título del libro no tiene sentido alguno en vista de que, al final, los ocho lugares ni siquiera fueron relevantes para contarlos. Al menos para mí, no tiene sentido. Creo que un mejor título pudo haber sido algo como "Carta a Madrid" o yo qué sé. Algo que refiriera al viaje y a la chica que lo originó, pero no a los ocho lugares que ni siquiera te interesan en este punto. Esto me recordó que un teórico literario dice que debes usar todos los recursos de tu historia, que si, por ejemplo, hablas de un clavo en la pared, al menos uses el clavo para hacer que tu personaje se cuelgue de él. Pues bien, Alberto Villareal puso un clavo en la entrada de una casa y no lo usa para nada, excepto para estorbar cada que se quiere pasar. 

 No, el amor verdadero es muy distinto. 
 El amor va más allá. El amor es sentir la 
 necesidad de lograr el bienestar de la otra persona 
 sobre el tuyo. El amor es poder ser tú mismo con ella
 sin necesidad de aparentar o cambiar 
 la voz cuando están juntos. 

Me parece que el título y el libro tenían mucho potencial y todo se fue al caño por lugares comunes, clichés extremos y cosas ridículas porque, sí, aquellos que en serio prestaron atención a la reseña seguramente ya saben el final, pero no se los diré para no hacerles el cuento más largo. Sólo diré que es un final TAN cliché, que el mismo autor lo señala de ya casi en el cierre del libro diciendo: "Les voy a dar tres oportunidades, pero sólo van a necesitar una para adivinar...", pues su libro es una constante de esta frase y, ¿saben qué? SIEMPRE van a tener razón.

 El amor no es verla sin defectos, 
 sino ver sus defectos y aceptarlos sin chistar. 
 El amor es mucho más de lo que la mayoría cree, 
 y tal vez por eso es que hoy en día los
 matrimonios duran menos de lo esperado.  

Claro que también tiene cosas rescatables, por escasas que sean. Cosas tales como el hecho de que rescata parte de nuestra cultura mexicana hablando de Popocatépetl e Iztaccíhuatl, una leyenda que me encanta y que me gustó que relatara muy bien. O que tenga buen gusto en las películas (¡Conoce Animal house!), o que sepa, al final del libro, exactamente lo que debería ser el amor. Creo, en serio, que este libro pudo haber sido bueno y es una tristeza que el autor no supiera cómo desarrollarlo.

 Encuentra a la persona con la que estás 
 dispuesto a pasar toda la vida y, entonces, 
 enamórate de ella. 

Ibid,. p. 195.

Ya para terminar, le recomiendo este libro a todas las personas que quieran una historia CLICHÉ de inicio a fin con un desenlace no sólo esperado, sino conocido, a tal grado que no te implica reto y no te hace pensar. Eso o a chicos de 12 y 13 años que apenas comiencen con al atracción por otros y que hayan enfrentado una decepción amorosa, así como Macaulay Culkin en Mi primer beso. Porque sí, siento que el protagonista era más o menos de esa edad cada que tiene esos arranques casi infantiles que él "atribuye al amor".

Saludos enormes,