ISMB: 978-84-9872-457-8.
Género: Thriller, suspenso, terror psicológico.
Editorial: B de Bolsillo.
Número de páginas: 540 páginas.
Saga: No.
Sinopsis:
Francis Petrel tenía poco más de veinte años cuando su familia lo recluyó en el psiquiátrico tras una conducta imprevisible que concluyó en una crisis, Pero un reencuentro en los terrenos de la clausurada institución remueve algo profundo en la mente agitada de Francis: unos recuerdos sombríos que él creía haber encerrado, sobre los truculentos hechos que condujeron al cierre del Western State Hospital, y el asesinato sin resolver de una joven enfermera cuyo cadáver mutilado fue encontrado una noche después de que se apagaran las luces.
La policía sospechó de un paciente, pero sólo ahora, con la reaparición del asesino, se conocerá la respuesta. John Katzenbach demuestra su destreza para provocar la tensión del lector, tal como lo hiciera en El psicoanalista.
La policía sospechó de un paciente, pero sólo ahora, con la reaparición del asesino, se conocerá la respuesta. John Katzenbach demuestra su destreza para provocar la tensión del lector, tal como lo hiciera en El psicoanalista.
Opinón personal: La verdad es que no sé muy bien cómo comenzar con esta reseña. Supongo que eso ya dice algo importante en sí mismo. Creo que debería comenzar diciendo que fue una historia que me impresionó mucho. Anteriormente Katzenbach nos había sorprendido con villanos gloriosos que sin duda nos quitaban el sueño por la noche pero ahora nos ha demostrado que no solamente existen ese tipo de villanos. Se me viene a la mente la frase de Stephen King: "The monsters are real, and the ghost are real too. They live inside us, and sometimes, they win". Sin duda, Francis, mejor conocido como el "Pajarillo", nos demuestra de la manera más perfecta a lo que esta frase se refiere.
Ahora bien, entremos en materia y, como diría Jack "el destripador", vamos por partes.
La trama general de la historia me parece buenísima. Creo que, al menos de mi parte, nunca había visto una historia de este tipo, relatada por un hombre cuya cordura siempre está en tela de juicio y menos aún estando en el lugar donde la locura es tanta que jamás se está seguro de si lo que se lee es cierto, ocurre en algún punto de la historia o si, por el contrario, está todo en la mente del protagonista. Creo que esa incertidumbre es, en su mayor parte, la que nos mantiene segundo a segundo, hoja tras hoja, al filo del asiento.
Referente a los lugares, a lo que nos rodea, me parece que dentro de todo está muy bien desarrollado, que esa simplicidad de poner los sucecesos en dos principales locaciones es más que suficiente ya que las emociones, la desesperación y la locura los lleva el Pajarillo dentro de él todo el tiempo, ya sea en el Hospital Western o en su departamento, 20 años después. Uno se da cuenta de que una descripción muy gráfica de los detalles físicos no es necesaria y que lo que se nos dice, las pistas y detalles sutiles que se nos dan son más que suficientes para meternos en el mundo lleno de locura, gritos nocturnos y muertes extrañas.
Si hablamos sobre los personajes, creo que es lo mejor que puedo mencionar del libro. Sin lugar a dudas todos y cada uno de los personajes que ahí aparecen, desde Francis y sus amigos Peter El Bombero, Napoleón, Cleo, Noticiero, Lucy, pasando por los hermanos Moses y terminando con Tomapastillas y el señor del Mal... bueno, cada uno tiene su historia y su trasfondo que, incluso explicado superficialmente, hacen de todo esto la historia más interesante que se puedan imaginar. A la larga son estos carácteres y, hay que decirlo, estos traumas y locuras, lo que hacen de esta historia más amena, más opresiva y también más necesaria. Es aquí donde debo hacer un paréntesis para hacer notar ese magnífico hecho de cómo Katzebach se mete de lleno en la locura, en cada uno de los trastornos que pueden aquejar a una persona y, con ello, llevarnos al mundo que ellos tienen en la cabeza de la mano de sus obseciones. En ningún momento se duda de la escasa corduda de ningún personaje, todo el tiempo va acorde a cada problema y, sin lugar a dudas se nota que se metió en su papel de esquizofrenico para poder desarrollar algo semejante.
No quiero hablarles del final en sí porque eso sería, sin lugar a dudas, darles un enorme y horrible spoiler. Eso si, les diré que, una vez más, John nos impresiona con su capacidad de dar giros inesperados y de hacer de una simple persona el culpable de todo esto. Sin embargo, y es aquí donde tengo un ligero y único problema con todo esto, mientras leía, me imaginé un final que a mi parecer era mucho mejor. ¿Qué tal si el escizofrenico, además de escuchar voces, tiene una particularmente mala que hace cosas de las que él no se entera? Al final del día nos dio un villano sumamente simple cuando, a mi parecer, la historia daba para un final diferente, a lo grande, pero es aquí donde noto también que Katzenbach idealiza sus personajes, los glorifica y quiere que siempre sean los héroes de leyenda.
Para concluir, diré que es un buenísimo libro, algo que se disfruta mucho leer, con un ligero altibajo (a mi parecer) al final de la historia pero, por lo demás, tan glorioso como Katzenbach nos tiene acostumbrados vinendo de él. Algo que sin duda merece ser leído y releído muchas más que un par de veces. Una historia que te atrapa, te desespera, saca tu paranoia interna y te hace vivir, al menos mientras lo lees, en lo más profundo de la locura del hospital Western.
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