El día de hoy vengo feliz y
contento a traerles un COMIC. Como lo leen. Luego de un largo periodo sin hacer
entradas –en general –y sin hablar sobre estas maravillas, hoy vengo a dejarles
una pequeña probadita de lo que es El
héroe de David Rubín. Espero, en serio, que puedan adquirirlo en papel
porque a mi ver es una verdadera joya digna de estar en el estante de
cualquiera de nosotros. En términos técnicos consta de dos tomos gruesos, de
alrededor de 250 páginas cada uno, y es estrictamente necesario adquirirlos
mediante internet a menos que tengan la suerte de contar con un ejemplar en su
localidad.
Entonces adentrémonos en la
historia que nos compete. Imaginemos, pues, que nuestro nombre es Hércules y
que hemos nacido tan solo unos minutos antes que nuestro primo, Euristeo, y que
sólo por esta cuestión, por unos segundos de diferencia, él tiene el poder
sobre nosotros. Sea cual sea su orden, aún si no queremos acatarla, debemos
hacerlo. Por eso, conforme vamos creciendo, notamos que nuestro primo se vuelve
más cruel, que se divierte con ciertos aspectos poco sanos y, sobre todo, que
se prepara para la dicha de la que careceremos nosotros toda la vida: será rey.
Si antes podía mandar sobre nosotros, ahora podrá mandar sobre todos. ¿La buena
noticia? Porque sí, la hay, es que tenemos una salida ante este castigo
impuesto por azares del destino: debemos pasar doce pruebas impuestas por
nuestro primo y seremos libres. Claro que, para eso, antes tenemos que probar,
a la par, nuestro temple. ¿Les parece sencillo? Piensen en cuánto tiempo
podemos tardar en enfrentar esas 12 pruebas o si moriremos en alguna antes de
conseguir nuestra libertad…
Con esa maravillosa, sencilla y
conocida trama llega a nosotros El héroe;
pero vayamos por partes para hacer de esta reseña algo que valga la pena al
final del día. Así que comenzaré con la ilustración. Nos enfrentamos a una
imagen que yo sólo puedo asociar con Las
chicas superpoderosas y no por eso creer que es mala, sino todo lo
contrario. Le da un toque único al comic. Sobre todo por los ojos, que es una
característica terriblemente particular y llamativa de los dibujos. Eso hace de
esta una entrega particular, única en su clase y le da una marca distintiva
que, les garantizo, se quedará en su memoria a partir de este momento como una
pauta canónica.
También los colores juegan un
papel fundamental en el transcurso de la historia. Generan la sensación de
flashback los saltos en el tiempo que ayudan a la ambientación. Por otro lado,
hubo una particularidad que yo no había visto en otro comic (si ustedes lo han
hecho les ruego que me comenten en cuál): Rubín usa las onomatopeyas como
viñetas. Hace las letras tan gruesas que mete imágenes dentro; y por si fuera
poco, dichas imágenes son importantísimas para la trama, son claves para la
misma, que llaman muchísimo más la atención. Creo que esas son unas de las
pocas viñetas que tienen márgenes ya que el resto se delimita por el fin de los
colores, dando así una sensación de espacialidad mayor al comic de lo que
realmente puede llegar a tenerla. Esto se puede apreciar perfectamente en el
primer capítulo durante su pelea con el león.
Hay otro aspecto que intentaré
describir pero no creo hacerlo bien del todo. Es uno demasiado particular para
pasarlo por alto y se refiere a la forma de contar las cosas. El comic va, como
ya lo dije, de las 12 pruebas que Hércules (o Heracles, como mejor lo
conozcan), tiene que enfrentar y la constante pelea que tiene con su madrastra
Hera (dejen de lado esa versión barata de Disney, yo hablo de mitología en
serio). Una vez explicado esto puedo seguir con lo demás. Supongo que la única
palabra que describe lo que quiero decir es: atemporal. Todos tenemos esa
mentalidad de que en la edad clásica había determinada manera de ser, como
traer sandalias, andar en toga y esos asuntos; que en la edad moderna vamos en
carros, leemos comics vamos a guerras con tecnologías maravillosas y
coleccionamos figuras de acción; y por último, pensamos que la época futurista
tiene intercomunicadores con hologramas y naves voladoras. Pues El Héroe tiene las tres en una mezcla
extraña y, como ya dije, atemporal. Tenemos a un Hérc (bien, no puedo olvidar a
Disney) que juega durante su infancia con figuras de acción, que lee comics
para entretenerse y aun así cree en mitos como hidras, cerberos y el Hades. De
esa forma también tenemos a un chico que conduce autos y habla por
intercomunicadores futuristas al momento de reportar sus hazañas a su primo
Euristeo como si se trataran de misiones militares y tácticas. También está esa
Hera que, además de molesta, vive en una nave extraterrestre que nos orbita
todo el tiempo. Si toda esta descripción no les aclara la perspectiva de lo que
quiero decir, supongo que no les queda otro remedio que adquirir el comic.
Por último, y siendo parte de lo
anterior, tengo que hablar del trasfondo del comic en general. Es todo lo que
envuelve al protagonista lo que le da peso al escrito. Tiene de inicio a fin una serie de enseñanzas expresadas en frases particulares y sumamente relevantes. Para muestra la entrada que hace un amigo de autor y que nos deja a ver un poco de lo mucho que llegará a nosotros a través de las páginas. No sé muy bien cómo explicarlo y sospecho que no le haría justicia del todo a la idea, así que terminaré aquí para limitarme a recomendárselo a todos los adolescentes de mente abierta y a los adultos que quieran grandiosas aventuras en un contexto nunca antes visto. Lo recomiendo a todos los que quieran sufrir, llorar, reír, excitarse y, al final del día, recordar por qué rayos se levantan. En términos generales, este comic es para todo el que guste un poco de la sangre, de los héroes antiguos que nunca han muerto, y que amen -como yo -la cultura clásica.
Saludos enormes,
Saludos enormes,
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