ISMB: 978-607-317-822-0
Género: Terror
Editorial: Penguin Random Hosue
Número de páginas: 405
Saga: No es necesaria
Sinopsis: Basada en un hecho real, ocurrido en la década de los cuarenta del siglo pasado, la protagonista es una niña de apenas once años que sufre terribles transformaciones, sobre todo en su comportamiento. Ni los médicos ni científicos ni psicólogos son capaces de hallar la causa de tal estado, y paulatinamente todo se va desencadenando hacia la hipótesis de que la niña está poseída por fuerzas demoniacas.
¡Hola a todos, seres míticos! Un nuevo mes ha comenzado y yo me he dado a la tarea de leer algo que tenga que ver con el mismo porque... ¡Halloween está aquí! Al menos yo soy la clase de persona que adora esta festividad, motivo por el cual el día de hoy les traigo esta reseña que, para los que no han visto la película, quizá tenga algunos spoilers y referencias. Sin más por el momento, vamos a esto.
Debo comenzar diciendo que la trama es exactamente la misma. Nada cambia. Una madre con su hija, la niña en algún punto comienza a comportarse de manera distinta. Creo que es un hecho que a nadie nos sorprende. Me parece que lo rescatable es la manera en que se dieron las cosas y ahí sí tengo mucho qué decir.
Pasa que, contrario a lo poco que recuerdo de la película (luego la veo para refrescar la memoria y poder venir a dejarles un VS entre el libro y la película), las cosas no se dan rápido y no vemos al exorcista hasta el último bloque de los cuatro en que el texto está dividido. Esto me agradó porque el miedo no viene de ver al demonio, de saber que está, sino de la incertidumbre que genera el no entender la situación real del todo. Y es que el autor supo cómo producir estrés mientras estás leyendo con estas descripciones y elucubraciones por parte de los participantes. Por un lado, está la madre que no sabe qué le pasa a la hija y a la que los doctores sólo le repiten textos y más textos que leyeron en la facultad. Por el otro, está este sacerdote jesuita que quiere ayudar, pero cuya fe ha flaqueado tanto sobre la ciencia, que está dividido entre su vocación y sus estudios. ¿Tendrá razón? ¿Será que las cosas no pasan como él piensa? Hay espacios largos de texto donde incluso nos giran los pensamientos, saltamos de una certeza a la otra para, al final, darnos cuenta de que no sabemos ni un demonio (valga la redundancia).
Otra de las cosas que me gustó mucho fue que el terror también viene, un poco, de la condición humana. Como seres humanos, debemos aferrarnos a algo, creer en algo. Llámese filosofía de vida, llámese Dios; debemos tener algo por seguro, y este libro cuestiona todo tipo de fe y creencia en todo momento, cuestiona esta idea de que, si no se cree en nada, estamos a salvo de los seres que nos dicen que existen. Además, al menos en el libro queda la sensación de que quizá no era aquello que ellos decían -por un tiempo, claro, luego se descubre la verdad-, de que existe la posibilidad remota de que quizá Karras se equivoque por completo.
Hay un aspecto que me pareció divertido, dentro de todo. Se encuentra, más que nada, en la figura de Karras mismo. El hombre hace toda una investigación a fondo, se pasa días enteros sin dormir para estudiar el caso de Regan; y al final... él no es el exorcista. Me da un poco de risa porque eso le agrega realismo a la situación. La verdad es que, muchas veces, vamos a hacer todo un trabajo para llegar a un punto y, en ese punto, otra persona es quien tendrá que ejercer la última parte, llámese por cuestión de rango, de poder, o como se guste. Eso fue, básicamente, lo que le pasó al jesuita. Que no es malo, tampoco, porque lo sacó de su tristeza y tragedia personal -por un tiempo-, hasta que la poseída se lo recordó de una forma tan amable.
La manera que el autor tiene para relatar las cosas, para ahogarnos en esa atmósfera, me parece tan buena que hubo días en que tuve algunos problemas para dormir y, lo que era peor, para ir al baño en mitad de la oscuridad. No es un miedo infantil de pensar que algo me saldrá de la nada. Es este miedo de que algo me observe y espere, que se enfoque en saber todos mis secretos..., en joderlos. No lo sé, pero despertar en mitad de la noche sí me hacía pensar una o dos cosas preocupantes.
Ya para terminar, me encantaron los personajes. Son humanos. Se cansan, les da asco, les da miedo..., pero también son estos personajes que no se rinden, que sufren y lo intentan. No hay mejor lección de vida que aquella que se muestra, no con palabras, sino con acciones plasmadas en papel. Ahí estaba el detective, que pese a su condición hizo todo para desenredar lo enredado. Karras, que pese a su pérdida reciente se enfocó en ayudar a Regan, sin importar a qué se exponía. Merrin, que antepuso a la niña que su salud. No lo sé, creo que todos hicieron su parte y nos dieron un poco de sí mismos al dejar que los conociéramos a la par que a la historia de la que formaron parte.
Recomiendo este libro a todos los adultos que quieran una historia en serio aterradora, que los haga pensarse la vida misma, la muerte y nuestro lugar en el mundo. Un libro que les quite el sueño cada tanto y que los haga leerlo siempre acompañados o a la luz del día.
Saludos enormes,
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