Mary Shelley

¡Mis queridos seres míticos!

No sé si muchos de ustedes se habían enterado pero, hace relativamente meses (o un mes) salió una película basada en la vida y creación de Mary Shelley. Para los que no la conocen, esta mujer es una maravillosa autora de un libro por muchos aclamado y por otros envidiado: El Prometeo moderno. Tristemente, sé que en este punto otros tantos despistados siguien sin saber quién rayos es Mary. Pues bien, se los reduciré a una simple palabra: Frankenstein. Así mismo, Mary fue la autora original del libro que a muchos nos ha dejado pensando y a otros tantos ha aterrado. Aquí les dejo el trailer para los que no han tenido la oportunidad de verla todavía. 


No les contaré mucho más de la historia de esta mujer porque sería contarles la película entera y no tiene mucho sentido. Por eso, mejor, he pensado en hacerles una reseña al respecto. Espero que la disfruten tanto como yo haciéndola. Pero entremos en materia.

Comenzaré con la fotografía porque, lo admito totalmente, me ha gustado mucho. De verdad que hicieron un buen trabajo respecto a eso. No es demasiado oscura, al menos no es una forma física, pero sí que lo es por los probables simbolismos que se pueden observar. La forma en que se puede presentar un cementerio, un murmullo entre dos personajes cuyo entorno representa su propia decadencia. Quizá me estoy yendo a los extremos y los encargados de la fotografía no hicieron más que crear imágenes medianamente buenas. Pero al final del día lo que se puede apreciar es realmente bueno y se agradece con creses.  Visualmente hablando es algo que gusta y atrae de principio a fin. 


Respecto al cast es donde comienzo a tener algo de problemas. No con la protagonista, aunque estoy bien seguro que pudo haber sido mejor; sino por los papeles secundarios. Sobre todo el de su marido, me pareció que pudo haber sido mejor ocupado por otra persona. El chico llena la retina, pero no el papel. Se nota a primera vista que es el factor visual de la situación lo que pretende atraer a las nuevas generaciones aunque el actor no tenga demasiado talento. Al final del día lo entiendo pues Hollywood jamás dejará de ser una simple empresa más en busca de capital. No es el tema de momento. Así pues, creo que los papeles comienzan algo flojos pero van cobrando fuerza. De hecho, hay una chica de Game of Thrones (no sé su nombre, siempre los olvido) que interpreta a Arya y tengo la seguridad enorme de que pudo haber sido una mejor Mary Shelley que la chica Fanning. Pero bueno, al menos diré que no se arruinó del todo el papel. 



Sobre el mismo tema de la interpretación pero haciendo referencia a otros menesteres, he de decir que llegó un punto en que la trama se tornó meramente adolescente. Quizá tengo demasiado arraigado el patrón dado por Orgullo y prejuicio, pero no me entra en la cabeza que dos chicos que se pretenden en esa época vayan por la vida manoseándose enfrente de las hermanastras. Tal vez era, también, que los acotres al inicio no tenían demasiada química en pantalla. Lo más seguro es que haya sido todo una enorme alucinación mía. El punto es que esa parte particular de la película no fue de mi agrado. Siento que no estaba del todo justificado ese romance vulgar dentro de la cinta. Lo que no ocurre con las escasas escenas eróticas (o intento de) que vienen después en la cinta. 

Por último, diré sin dar detalles que su final es muy bueno. Como es de esperarse al estar basada en hechos reales, cuenta lo que sucedió con esas personas. Además, tiene el agregado de frases que calan hondo y nos rememoran al mismo Prometeo moderno. A partir de la mitad de la película en adelante se nos entrega todo ese existencialismo mezclado con la responsabilidad de dar vida. Aquellos que, como yo, son padres, entenderán de lo que hablo. Tarda, pero termina de esa forma oscura, perturbadora, que nos deja un extraño sabor de boca, un regusto a moralidad y abandono mismos que podemos encontrar en el escrito de Shelley. Toma fuerza conforme avanza la trama y se nota la evolución de los personajes.

Como datos extra tenemos la mención de dos autores que simplemente no pueden pasarse por alto, además de una obra emblemática (precursora de Drácula) llamada El vampiro. Creo que este dato, estas pequeñas sutilezas, para alguien que en serio disfruta de las historias de terror y fantásticas, son cualidades que atrapan al espectador. Es por eso que se la recomiendo a todos los que hayan leído El Prometeo moderno pues, de lo contrario, se perderán de muchos detalles esenciales para entender a Shelley, su comportamiento en algunos momentos y lo que la llevó a crear esta gran obra. Es una película para pasar el rato pero garantiza entretención, en pocas palabras. 

Saludos enormes,


La droga que refresca

Autor (es): Eduardo del Río (Rius).
ISMB: 978-607-429-148-3.
Género: Caricatura política.
Editorial: DeBolsillo.
Número de páginas: 87 páginas.
Saga: Una gloriosamente larga.
Sinopsis: La droga que refresca. Es el producto comercial más conocido y vendido en todo el mundo; es el mayor símbolo del imperio norteamericano; gracias a ella el mismísimo Santa Claus se hizo famoso... en fin, se trata ni más ni menos que de ¡la chispa de la vida! Claro, nos dice Rius con este libro, su vida sería otra... otra mucho más saludable.
Como siempre, el gran maestro morero ha resumido en estas páginas kilos y kilos de información sobre este brebaje que, al igual que las cajetillas de cigarros, debería exhibir en su envase la leyenda: "Este producto puede ser nocivo para su salud". Explica Rius: "La razón de este librajo: el estudio socio-político-cultural-filosófico-económico-histórico y ¡nutricional! del famoso producto llamado Coca-Cola (y porquerías pepsimilares)".


Mis queridos seres míticos. Hace mucho que no me pasaba a escribirles. Ya saben que hemos estado teniendo algunos problemas técnicos con las imágenes del blog, pero no se estresen, jamás los abandonaré. Poco importa ahora porque el día de hoy vengo, ni más ni menos, que con reseña. Como lo leen, una que le quiero agradecer a mi proveedor de revolución, Bob el Minion, por prestarme sus libros de Rius uno a uno (como biblioteca). Además, quiero dedicar esta reseña a otro gran amigo que hace días se comunicó conmigo para presionarme sobre las reseñas, Neidan, esta va por ti y espero que te guste. Como siempre, estamos dispuestos a recibir sus comentarios, quejas, dudas, sugerencias y amenazas de muerte. Y, sin más qué agregar en las cosas que nada tienen que ver con la reseña, pasemos a ella.

Comenzaré diciendo que jamás me planteé la posibilidad de leer un libro de este tipo. Quiero decir, he leído muchos comics en mi vida, novelas gráficas (que no son lo mismo), y libros ilustrados; pero nunca había leído caricatura política extendida. Supongo que esta es la manera de llamarlo: caricatura política extendida. Es por eso que me parece justo y necesario iniciar esta reseña con la caricatura del hombre en cuestión. En pocas palabras diré que no para el fin al que está dedicada, la caricatura es muy buena. Rius sabe cómo resaltar los defectos de los personajes. En mi persona produjo esa especie de necesidad de investigación para delucidar algunos aspectos de personajes conocidos. Me fue necesario ir a Google y buscar imágenes de las personas para poder ver si sus defectos eran demasiados o estaban bien resaltados. Claro que también existen otros muchos aspectos meramente culturales a sus agregados, como colas de rata y esos asuntos. Nada de lo que quiera escribir justo en este momento. Pero sigamos con la imagen. Es divertida y sagaz. Está toda en blanco y negro y en ningún momento es necesario pararse más de dos segundos la lectura pues muchas veces las mismas imágenes nos llevan a los datos relevantes que Rius nos quiere comunicar en sus libros.

Ahora sí, pasemos a algo más interesante: el lenguaje que maneja este individuo. Rius es sarcástico en cada página. No hay otra manera de decirlo. Se vale de imágenes (obviamente) y comentarios tales que producen risa en el lector. Eso es un aspecto que me gustó mucho. Además usa palabras muy de México, muy de "rancho" o "pueblo". No por minimizarnos como cultura, sino para demostrar un punto que justo ahora no aclararé porque no es el tema. Lo que sí nos concierne es que podremos ver el lenguaje de la gente común, ese hijo de vecino cualquiera que nos lleva de la mano para hacernos reír y reflexionar al mismo tiempo. Esto hace del libro una cosa totalmente llevadera, maravillosamente llevadera. Sus libros son todos muy cortos. Creo que ninguno pasa las 120 páginas, y es gracias a su humor y su forma de escribir que parecen todavía más cortos. No pasarás más de una tarde leyendo alguno de ellos a menos que, como yo, quieras admirar cada detalle de sus dibujos para reírte un rato todavía más largo. 

Respecto al tema tengo unas cuantas cosas que decir. Principalmente que Rius supo escogerlo perfectamente. Es un tema controvercial si se ve desde el punto que él lo expone. Mientras vas leyendo comienzas a cuestionarte tus razones para ingerir esa sustancia. ¿Es realmente buena? ¿Puedes sustituirla con algo más? ¿Cuál es el punto de que la tomes si es tan cara en comparación con otras cosas, como hacerte tus propias aguas de frutas? Rius comienza a jugar con nuestra mente exponiendo datos de los que hablaré en un párrafo exclusivo del tema. Pero siguiendo con su tema principal, Rius sabe cómo poner los puntos sobre las íes y, lo que es más, sabe por qué hacerlo. Quiero decir, muchas de las ideas y opiniones ahí expuestas son totalmente ciertas una vez que se razonan. Claro..., para eso primero hay que razonar. 

Hablando de los datos que expone, hay algo que me gusta muchísimo de este libro: Eduardo del Río es tan amable de poner las imágenes fotocopiadas de muchos carteles de épocas anteriores para respaldar lo que está diciendo. Además, en ocasiones pone incluso las fuentes de donde ha sacado dicha información. Eso sí, la mayor parte del tiempo habla al aire, no lo niego, porque no cuenta con una bibliografía en forma que el lector pueda consultar a la primera de cambios. Pero al menos habla de archivos, fechas y nombres particulares que sí que pueden ser rastreados en este mundo llamado internet. Todos estos elementos me ayudaron a comprender un poco más el punto del libro, además de que te da una sensación de realidad (porque no digo que todo lo expuesto aquí sea real a pies juntillas) que se aprecia de principio a fin.

En conclusión, ya que Rius la tiene también, puedo decirles que es un texto que he disfrutado y que me ha encantado de inicio a fin. Es divertido, inteligente y educativo. Todo lo que una persona puede querer. Y de forma todavía más personal les he de decir que no volveré a tomar un refresco (de ningún tipo) en mi vida. Llevo una semana limpio y el plan es mantenerme así recordando a Rius cada que tengo antojo. Es un libro que vale la pena con creses por el mensaje que deja, lo que es una sorpresa en la literatura de mi país. Se lo recomiendo a todo el mundo, o al menos todos aquellos que ya estén en la preparatoria porque un niño no llegaría a comprender el impacto real de algo como una simple soda (o refresco de cola). Quizá así comencemos a tener un mejor lugar para vivir. 

Saludos enormes,








P.S. Le daría 6 calaveritas, pero no tengo la imagen. 

Bloggscritores 4

Mis muy queridos seres míticos.

Soy yo de nuevo con una entrada más de esta inciativa que nos ha llevado a todas a descubrir talentos que no pensamos que tuviéramos. Al menos yo no lo pensaba. ¿Se están divirtiendo hasta el momento con nuestras hisotiras? Porque nosotras estamos de maravilla escribiéndolas. ¿Cuál ha sido la que más les ha gustado? ¿Ya se han pasado a los blogs de mis compañeras a leer sus historias. Porque yo, con toda franqueza, no había podido hasta hoy. Es por este motivo que vengo con cuatro días de retraso a postearles la entrada. Como sea, para los que no se han pasado a los otros blogs a ver las historias, aquí les dejo los links:


Algunas de ellas están en pausa y otras como yo llevan algo de retraso. Conforme los meses avanzan esto comienza a ser algo más complicado. Pero aquí seguimos, al pie del cañon, siempre intentando traerles lo mejor de nuestro trabajo para ustedes. Y pues, bueno, no tengo más qué decir excepto que este mes la palabra me ha tocado a mí: IMPARABLE. No hay una razón concreta para esta palabra, sólo que me ha gustado. Espero que les agrade mi escrito y, bueno, sin más qué decir, aquí les dejo mi historia y les recuerdo que se pasen a las de mis compañeras.


Not old... just older...

Benjamín miró por la ventana. La tarde caía y estuvo seguro de que ya nadie iría a visitarlo. Esa sería la cuarta semana seguida que su familia lo olvidaba en ese maldito lugar de mala muerte, completamente solitario, sólo rodeado por vejestorios igual que él, gente inútil que ya ni siquiera servía para causar lástima a sus familias y que estas, por fin, pudieran ir a cumplir y entretenerlos (sacarlos de la rutina) una mísera hora. El horario de visita tocaba a su fin y el viejo estuvo bien seguro que nadie llegaría de último momento, implorando por verlo. Había dejado de ser importante o relevante. Su familia prefería esos aparatejos que los mantenían a distancia entre sí. ¿Es que no se daban cuenta que el avance del tiempo era imparable? No había manera de detenerlo. Eventualmente ellos se verían como él mismo y se encontrarían a la larga extrañando y necesitando ese afecto que ahora rechazaban.

Benjamín se miró al espejo y no pudo reconocerse. Quizá por eso su familia ya no lo visitaba, porque ya no era la misma persona Se dio cuenta de que ya no era ese hombre divertido y sarcástico que había sido en su juventud, ese que había enamorado a su esposa. Ya no sonreía con frecuencia. O lo que era peor, ya no encontraba motivos para hacerlo. ¿Cómo es que había cambiado tanto con el tiempo? Él que había sido intempestivo, que había sido imparable como el mismo tiempo, de pronto se había convertido en eso que se juró jamás ser. Suspiró contra la superficie reflectante, dejando una marca de vaho que distorcionó su propio reflejo de anciano amargado. 

Recordó mejores días. Esos momentos en que no le importaba el dolor y hacía cosas. ¿Había llorado cuando se fracturó los dos brazos al andar en patineta y caer por unas escaleras? No. ¿Había tenido miedo cuando su padre, a los 12 años, lo enseñó a surfear? Quizá un poco. Pero todas esas cosas no lo pararon entonces. Siempre fue el joven Benny que se tragaba el pánico y se ponía en marcha. Incluso recordaba el día de su boda, ese temblor en las manos y la capa asquerosa de sudor sobre el labio. Ni siquiera en ese momento, ni siquiera ante toda esa gente, reculó un poco. ¿Qué había pasado con él? Que se volvió viejo. Ahora ni siquiera podía caminar por su propia cuenta. Debía usar andadera o dejar que una enfermera lo arrastrara por el deprimente asilo en una silla de ruedas. No quedaba nada de ese hombre que procreó al mayor de sus hijos en el callejón trasero de un bar. 

Se observó el el espejo. Acabado. Con las mejillas arrastrando y los ojos opacos y ocultos debajo de los párpados aguados. 

Fue en ese momento que tomó la determinación. Tomó los frenos de su silla y tiró de ellos con fuerza, anclándola al lugar en el que se encontraba. Se observó una última vez, sintiendo asco por sí mismo, y bajó los pies de los estribos. Nadie le iba a decir lo que tenía que hacer. Él era Benjamín, el mismo hombre que había aprendido a andar en motocicleta pese a los regaños de sus padres. Por eso puso el primer pie sobre el suelo, afianzando el agarre de sus manos sobre los laterales de la silla. Él era Benjamín, la misma persona que se enlistó en el ejército y luchó en mitad de la selva por gente que no conocía. Respiró profundo y se sintió más joven, se sintió de 50. Casi pudo verse a sí mismo con su primer nieto en los brazos, quebrándose un poco y llorando de alegría al saber que su familia comenzaba a crecer. Con calma, puso el otro pie en el suelo porque él era Benjamín, la misma persona que bailaba hasta cansarse con una botella en la mano. Sonrió para sí mismo y se dio impulso, sintiéndose nuevamente de 30 años.

Y se puso en pie...

Elevó su cadera de la silla de ruedas y comenzó a caminar hacia la salida como el hombre joven que siempre había sido en el interior de ese gastado cuerpo. Iría a vivir, iría a sufrir y a ser feliz. Porque nadie le había dicho a qué edad uno está capacitado para hacerlo. Algunos se quejaban de ser demasiado jóvenes y otros, por el contrario de ser demasiado viejos. Lo que era él, Benjamín, simplemente dejaría de quejarse porque, sin importar que mañana no despertara, el día de hoy, como el tiempo, él era imparable.

FIN.

¿Qué les ha parecido la historia? ¿Les ha gustado? ¿No les ha gustado? ¿Debo dedicarme a dejar de escribir y seguir con las reseñas? Saben que todas sus dudas, quejas, sugerencias y amenazas de muerte son bien recibidas en los comentarios y, de la misma manera todas estas serán respondidas con la brevedad posible. 

Sin más qué decirles excepto que vayan a los blogs de mis compañeras y no olviden decirles que yo los envié. 

Saludos enormes,


Espontánea

Autor: Aaron Starmer.
ISBN: 9788494658723
Género: young-adult
Editorial: Océano Gran Travesía.
Número de páginas: 364.
Sinopsis: El último año de escuela para Mara Carlyle transcurre sin sobresaltos, hasta que un día ¡bum!, uno de sus compañeros explota en mitad de la clase. Ése será el primer caso, pero no el último, de una alocada serie de combustiones espontáneas que pondrá en jaque la vida de Mara y el orden normal de las cosas. A partir de entonces, Mara hará lo posible por graduarse de una sola pieza. Y es que su último año está siendo verdaderamente explosivo: tiene que lidiar con una sorpresiva historia de amor, cuarentenas, hongos alucinógenos, blogueros, camiones de helado, Bon Jovi, y las expresiones más groseras que jamás hayas oído decir al presidente de Estados Unidos.
Gracias a Océano Argentina por el ejemplar.

Reseña: Espontánea es una de las novedades de junio de la editorial Océano. Tras leer su sinopsis y ver que había referencias a Bon Jovi y que la premisa inicial parecía bastante interesante me decidí a pedirlo. ¿Cumpló? A medias.

La trama gira alrededor de una adolescente que cursa el último año de secundaria, Mara, a quien no le interesa nada; es un poco egoísta y bastante fanática del humor negro. Vamos, que es el modelo de adolescente del siglo XXI promedio. Un día, así de la nada, una de sus compañeras explota en la clase de cálculo. Desde ese momento, empieza a perder cada vez más compañeros de esta forma, que toma el nombre de Combustión Espontánea: la explosión o incineración de persones sin motivo o razón aparente, y cuyos cuerpos terminan siendo poco más que cenizas.

"Es posible que nunca hayas pensado en lo que mantiene la vida de una pieza. Hasta que, por supuesto, se hace pedazos."

Esta es una novela rara, debo decir que nunca había leído algo que siquiera se asemejara a Espontánea, un libro donde los estudiantes del último curso de una pequeña ciudad empiezan a combustionar uno a uno, y en que su protagonista no siente pena ni lástima por prácticamente ninguno. Creo que esta frialdad egoísta de Mara se puede interpretar como que el autor nos quiere mostrar cómo son muchos de los adolescentes de hoy: se preocupan por su bienestar y poco más. Y, como esa, hay varias críticas a la sociedad de hoy, cosa que me gustó.

Los personajes secundarios son de lo más variado: Tess, la mejor amiga de Mara, es una joven inteligente que quiere llegar lejos en la vida; los mellizos Dalton, dos camellos; Dylan, el novio de Mara, de quien hay muchos rumores sobre su pasado y la agente del FBI Carla Rosetti, que es uno de mis personajes favoritos del libro.

"A veces los motivos son extraños. Pero generalmente tienen sentido cuando se presenta toda la evidencia."

La narración es en primera persona, y rápida. Es un libro tranqui, no hay partes que sean densas o complejas. El problema es que la historia va tan rápido que: primero, nunca entendés dónde va el libro y segundo, cuando llega al final es imposible no sentirse desilusionado. Me pasé todo el libro formulando teorías sobre la causa de las combustiones espontáneas y cuando llegamos al desenlace terminé con inclusive más dudas de las que ya tenía.

En síntesis, Espontánea es algo fresco, que sirve para salir de lo típico en los Y.A. actuales y que se deja leer, pero que sin embargo, nunca termina de aclarar sus intenciones y nos deja con un final que no colabora mucho. Lo recomiendo a los lectores que busquen algo diferente a lo normal.

El efecto elefante

Autor: Marisa Potes.
ISBN: 9789876097062
Género: ciencia ficción, young-adult.
Editorial: Del Nuevo Extremo.
Número de páginas: 408.
Sinopsis: Aunque nadie lo sepa, existe el Cuartel del Tiempo, un grupo de jóvenes que se encargan de solucionar la
s anomalías que se producen en la historia. Para eso, cada uno de ellos debe viajar al momento y lugar en que ocurren y corregirlas.
Sin embargo, las anomalías aumentan, y los agentes tienen que trabajar sin descanso, arriesgándose cada vez más para descubrir qué es lo que las está creando.
Laura, la más nueva de las agentes, se meterá de lleno en esta aventura de arreglar el pasado, para que la historia siga siendo tal como la conocemos.
Porque un pequeño detalle alterado puede desencadenar El Efecto Elefante.
Una novela llena de acción, misterio y romance que te darán ganas de saber más historia, y de tener a mano el control para ser parte de este grupo de aventureros del tiempo. 

¡Gracias a Océano Argentina por el ejemplar!

Reseña: Cuando recibí en marzo el email con las novedades de Océano, no dudé ni por un momento en pedir este libro, con una sinopsis que me recordaba a la serie El ministerio del tiempo y una muy linda portada, llamó enseguida mi atención. Y ahora, mientras escribo la reseña, puedo decir que mis expectativas fueron correspondidas.

La historia nos lleva a Buenos Aires, Argentina, alrededor del año 2006. Laura, una joven estudiante de historia que trabaja en el archivo de una empresa aseguradora, se cruza con un misterioso control que tiene un botón violeta con la figura de un elefante y, al apretarlo, su vida cambia completamente. Se convierte en la nueva agente del Cuartel del Tiempo, una organización que se dedica a arreglar "brechas" en el pasado, viajando en el tiempo y reparando el error. Pero un día, las brechas comienzan a aumentar, y a seguir un patrón...

"No recordar es lo que nos asusta. Porque lo que no recordás, para tu mente no existió. Y vos sos según lo que tu mente dice."

Me encantó la idea base del libro, una organización que arregla errores en la historia argentina, como que la bandera pase a ser de otros colores, o que haya habido cambios en los resultados de batallas como la de Salta o Vilcapugio. Lo que sí, me hubiera gustado que las brechas no se redujeran en su mayoría a las acontecidas en los primeros años del siglo XIX, ya que aunque esto tiene una justificación en el argumento, me habría encantado ver una brecha en la época de Perón, o en la década de los setenta.

Los personajes son de lo más variado: Laura, la protagonista, es una chica como cualquier otra; Mateo es uno de los analistas (quienes no son agentes de campo, sino que se dedican a informarlos de las brechas, y tener un registro de ellas) y es uno de mis favoritos del libro, porque por más que es un tipo con un gran manejo de las ciencias exactas, muchas veces se deja llevar por sus sentimientos, y es ahí donde vemos al verdadero Mateo. Después me gustaría destacar a Renata, otra de las analistas, y a Facundo, un agente que más temprano que tarde se engancha con nuestra protagonista.

"Cómo vivir tu vida era lo que marcaba la diferencia. Efímera, pequeña en el inmenso cosmos del tiempo infinito. Pero tu vida, quizás tu única vida."

La narración es muy fluida, podes leer un capítulo en un suspiro, por lo que considero que es un libro ideal para leerte en un par de tardes, a lo que también contribuye la historia, llena de giros que aumentan el suspenso y la relación entre los personajes. Un pero que tengo que decir, es que el final se me hizo un poco apresurado, y quizás un poco abierto, en veinte páginas se solucionó prácticamente todo, espera una resolución un poco más detallada.

En conclusión, El efecto elefante es una más que recomendada novela sobre viajes en el tiempo con algunos pequeños toques de romance. Lo recomiendo a todos los lectores fanáticos de la ciencia ficción y de la historia, no los va a defraudar.


Bloggscritores 3

Mis muy queridos seres míticos.

El día de hoy vengo a ustedes con un retaso de cinco días en mi post. Se suponía que lo publicaría el 31 de mayo pero, por cuestiones fuera de mi alcance como las compañías de internet y la muerte de mi pc, no he podido postearla hasta este momento. De cualquier forma, agradezco enormemente a mis colaboradoras en esta iniciativa de Bloggscitores por echarme tantas porras en Whatsapp y decirme que no importa el tiempo, sino publicarla y, como es de esperarse, darnos la publicidad merecida. Es por eso que el día de hoy, antes de pasar de lleno a mostrarles mi pequeña historia sobre la palabra conexión, me tomaré el honor de presentar a mis colaboradoras:

https://leiwithmis.blogspot.mx/
Http://julianadelpopolo.blogspot.com
https://entre-cafey-libros.blogspot.com/
http://labibliotecadeailuz.blogspot.com
https://lectorasolitaria09.blogspot.com
http://dimarcheonline.wordpress.com

Como siempre, les recomiendo que se pasen por todos los foros y que, si los visitan, digan que van de nuestra parte. Todas ellas, me consta, son unas genios en lo que hacen. Ya me daré yo a la tarea de leer hoy todos sus escritos que, con toda franqueza, no he tenido tiempo de ver. Pero bueno, sin más qué decir al respecto, aquí les dejo mi cuento que está algo loco y no sé cómo es que ha llegado a la luz.

Conected

No se registra una camaradería como
 la que existía entre Castor y Pólux.

Mitos griegos II.
Robert Graves.

Estaba dormido cuando lo sintió, punzante en la muñeca derecha, como si alguien lo tomara de la extremidad hasta querer arrancársela. Se observó la mano, preocupado ya que el dolor no se detenía. Pese a que ese tipo de cosas le pasaban con frecuencia, Pólux no comprendía por qué. Era como si otra persona, como si un doble, padeciera lo que a él tanto le dolía. Se preguntó mentalmente si cuando a él lo lastimaban, ese otro también lo sentía. Por alguna extraña razón, estuvo seguro de que era el caso. Así que, molesto, tomó la navaja que su padre le había regalado hacía años y se pinchó el dedo. Pero a Cástor no le dolió demasiado. Su padrastro le había dado ya una tunda y dudaba que ese pincho en el dedo pudiera afectarlo más. No creía que haber dejado escapar a los cerdos fuera para tanto, menos si los había recuperado uno a uno antes de que la labor comenzara. Al final del día, no perdió ni tiempo ni cerdos. Sin embargo, como siempre pasaba, su padrastro no tenía compasión por nada. Pese a sus 13 años, el chico debía hacer las cosas como adulto, no había otra manera.

-La zorra de tu madre se largó nada más saliste del huevo y ahora tengo que lidiar contigo. ¡Por lo menos gánate el maldito pan que te llevas a la boca! –era su cuento de todos los días. Era por eso que, con el tiempo, Cástor había aprendido a no reírse sobre el tema del huevo. Cuando era más chico preguntó al respecto, pero lo único que se llevó fueron unos golpes secos y una cara de desagrado. Al pasar de los años, la referencia del huevo le parecía más bien una metáfora para decir que su madre se había ido en cuanto dejó de amamantarlo.

Así que se levantó del suelo, se ató bien las sandalias, y continuó con su trabajo antes de que su padrastro lo reprendiera por holgazanear. Mientras tanto, una vez que el dolor lo había despertado, Pólux también se puso en pie, pero de la cama. Se desperezó y observó a su hermana, Helena, todavía dormida en la cama gemela a la suya de la habitación que compartían. Le acarició el cabello y salió a una mañana fresca. Sabía que el clima cambiaría, como todos los días, que se volvería caluroso, pero al menos podía disfrutar de esto. Respiró profundo mientras una imagen lo asaltaba: un campo lleno de plantas cuyo nombre desconocía, y cerdos que iban y venían en el corral. Por alguna razón, sintió que estaba en casa.

Esa sensación le duró los siguientes 20 días. Pólux cerraba los ojos por momentos, intentando pensar qué era lo que le llamaba, de dónde venían esas imágenes. Incluso cuando sus visiones no eran buenas, se preguntaba sobre su origen. Era demasiado para él, un simple chico de ciudad a sus 13 años. Es por eso que ese día, cuando sintió que no pudo más, tomó sus cosas, empacó unas cuantas prendas y se despidió de su familia. Necesitaba salir a encontrar esa parte que sentía que le faltaba, fuera cual fuera. Necesitaba sentirse medianamente completo o, por lo menos, no sentirse tan perdido. Por otro lado, a unos 80 kilómetros de la ciudad, Cástor recibía otra tunda con un palo por vender una cabra sin permiso. Su padrastro había estado enfermo y, sin dinero, el muchacho se había visto forzado a vender la susodicha cabra y comprar unas hierbas. Claro que, en ese momento, mientras se dolía, tumbado en el suelo, se arrepentía totalmente de haberlo ayudado. Ahí dolorido, Cástor jamás se imaginó que alguien había salido en su búsqueda.

Los años pasaron, como todo en la visa. Cástor siguió trabajando la tierra bajo la estricta mirada de su padrastro mientras Pólux conocía lugares y gente, viajaba siempre protegido por la olímpica mirada de su padre a quien a veces dedicaba libaciones y hecatombes pidiéndole que lo ayudara en su búsqueda. Y así lo hizo, pero hasta tres años después, cuando Pólux casi se daba por vencido. Un hombre, un tal Jasón estaba reuniendo un grupo de personas para ir en busca de del Vellocino de Oro. Durante la noche, su padre se le apareció en sueños y le dijo que se enlistara con dicho hombre, que se uniera a él en una última aventura antes de que todo terminara, antes de que volviera a casa con Helena y  siguiera su vida de forma normal. Y eso hizo Pólux, al siguiente día apareció en el muelle, buscando a Jasón, y le dijo que se enlistaba. Jasón lo miró sin entender nada y alzó una ceja.

-Quedó claro la primera vez que me lo dijiste, muchacho –aseguró, confundiendo a Pólux con Cástor ya que este segundo, tras la inminente muerte de su padrastro el día anterior, se había sentido en la necesidad de salir a buscar aventura, de salir a buscar el propio rumbo de su vida. De cualquier forma, ya que Pólux no entendió el comentario, fue a apuntarse en la lista con el segundo de a bordo y se recargó contra la baranda del muelle, esperando por abordar.

Fue ahí cuando la mirada de ambos se cruzó. Era exactamente el mismo tono de ojos y la misma forma, sólo que había algunas diferencias. Cástor tenía la piel tostada por los años en el campo y su cabello era algo más oscuro, mientras que Pólux tenía unos rulos dorados que sacaban destellos con el reflejo del sol. En la distancia se estudiaron de los pies a la cabeza. Su complexión era la misma, pese a que Pólux no había trabajado demasiado su cuerpo. No se podría decir quién de los dos era más alto. Sin poder evitarlo, ambos se sonrieron cuando sus miradas volvieron a cruzarse. Entonces Cástor se acercó a Pólux y le dio un golpe seco y juguetón en el hombro.

-Me dolió el dedo esa vez –renegó a modo de broma.

FIN.

¿Qué les ha parecido? ¿Les ha gustado? ¿Debería retirarme del negocio? Como sea, saben que espero sus comentarios más abajo y que, además de leerlos todos, prometo comentarlos uno a uno ya que siempre son agradecidos. Por lo demás, sólo me queda aclarar que nada de esto está apegado a la mitología “oficial” así que le recomiendo a mis haters que no comiencen con lo de las edades de los gemelos y esto y lo otro. Y sin más qué decir por el momento, espero en serio que les haya gustado. Además les recuerdo que se pasen a las historias de mis compañeras y les dejen bellos comentarios.

Saludos enormes,