Santiago no cree en el amor, piensa que está sobrevalorado. Claro, hasta que conoce a Valentina. Por ella estará dispuesto a cruzar el Atlántico con sus amigos para intentar recuperarla. Puede parecer una locura... Pero en el amor no se vale perder por no haberlo intentado, porque ni Shakespeare, ni José Alfredo Jiménez pueden estar equivocados, ¿o sí?
Iré de afuera hacia adentro con este libro. De forma física es una cosa bien realizada, como mucho de planeta. El hecho de que hayan incluido al autor como imagen de portada me gustó. Además de que la visualización de cada título de capítulo es hermosa. Hasta el momento no tengo queja al respecto. Un trabajo físicamente respetable. Pasemos a algo más que no es necesario extenderme en esta situación más allá de decir que el morado es mi color favorito y que predomina en la cubierta, cosa que amé.
Ahora bien, hablemos sobre la trama, misma que identificaré como "primer cliché". La fábula del texto es simple y sencilla: este chico, Santiago, originario de Monterrey, se enamora de una chica española llamada Valentina a quien conoce por dos meses. La chica se va y el protagonista, como es de esperarse y como nos dice la sinopsis, echa a correr al otro lado del mundo para rescatarla. ¿Les gusta la idea hasta el momento? Porque puedo recomendarles al menos 100 películas con esta temática y otros 50 libros al respecto. Como bien lo dije, no es el hilo negro de la literatura. Un tema por demás tratado de una manera usual. Nada fuera de lo común.
Respecto a la edición del texto tengo algunas quejas técnicas que me molestaron mucho porque, al final del día, espero ser editora y creo que algo como eso no debería ocurrir. Existen, por ejemplo, cambios temporales como "estábamos haciendo esta cosa en la cocina, por eso siento que ella me toca justo ahora mientras estamos en la cocina". De pronto habla en presente cuando se supone que el libro ocurre en pasado y de la nada vuelve a los tiempos regulares. Eso saca por completo de la lectura. Además aparecen pleonasmos como "desconocida que jamás había visto". ¡Claro que era desconocida si jamás la habías visto! Esa es la definición de una persona desconocida. Es como decir "métete pa'dentro". Además que existen otros errores de sintaxis que, en serio, no se deberían de perdonar. Mientras lo leía tuve la constante sensación de que el editor tomó el manuscrito, leyó el nombre del autor, supo que era conocido en el mundo de YouTube, y publicó sin siquiera abrir el paquete que lo contenía.
Para no alargar más la situación -y la reseña-, pasaré a dar una lista escueta (tanto como las descripciones de este libro), de las cosas que no me encantaron al respecto. Por ejemplo, las escenas muy adolescentes, o que una campana dirija el tiempo en una universidad. Hasta donde sé, esto no ocurre en muchos sitios de esta manera (o eso espero) porque el punto de la universidad es enseñar a los estudiantes a medir su propio tiempo y su capacidad de carga mental, así que la campana no es necesaria. Por otro lado, Santiago es demasiado melodramático. Se enoja y golpea las paredes, o su corazón late rápido cada que le ocurre algo como esperar el mensaje de su amada. ¡AMIGO! Si eso te pasa, ve al cardiólogo. Mira que esperar por horas un mensaje con el corazón acelerado creo que se considera taquicardia. Y por si todo esto no fuera poco... están los ocho lugares. Les explico. El libro se titula Ocho lugares que me recuerdan a ti, por lo que uno podría llegar a pensar que el chico nos hablará de esos sitios. Incluso llegué a imaginarme que Santiago pasaba por esos ocho lugares, o que haría constantes flashbacks para recordar a la chica en esos sitios. Pero no. De hecho, en todo el libro, ni siquiera nos enteramos de cuáles son seis de esos ocho lugares. Así de simple. El título del libro no tiene sentido alguno en vista de que, al final, los ocho lugares ni siquiera fueron relevantes para contarlos. Al menos para mí, no tiene sentido. Creo que un mejor título pudo haber sido algo como "Carta a Madrid" o yo qué sé. Algo que refiriera al viaje y a la chica que lo originó, pero no a los ocho lugares que ni siquiera te interesan en este punto. Esto me recordó que un teórico literario dice que debes usar todos los recursos de tu historia, que si, por ejemplo, hablas de un clavo en la pared, al menos uses el clavo para hacer que tu personaje se cuelgue de él. Pues bien, Alberto Villareal puso un clavo en la entrada de una casa y no lo usa para nada, excepto para estorbar cada que se quiere pasar.
Me parece que el título y el libro tenían mucho potencial y todo se fue al caño por lugares comunes, clichés extremos y cosas ridículas porque, sí, aquellos que en serio prestaron atención a la reseña seguramente ya saben el final, pero no se los diré para no hacerles el cuento más largo. Sólo diré que es un final TAN cliché, que el mismo autor lo señala de ya casi en el cierre del libro diciendo: "Les voy a dar tres oportunidades, pero sólo van a necesitar una para adivinar...", pues su libro es una constante de esta frase y, ¿saben qué? SIEMPRE van a tener razón.
Claro que también tiene cosas rescatables, por escasas que sean. Cosas tales como el hecho de que rescata parte de nuestra cultura mexicana hablando de Popocatépetl e Iztaccíhuatl, una leyenda que me encanta y que me gustó que relatara muy bien. O que tenga buen gusto en las películas (¡Conoce Animal house!), o que sepa, al final del libro, exactamente lo que debería ser el amor. Creo, en serio, que este libro pudo haber sido bueno y es una tristeza que el autor no supiera cómo desarrollarlo.
Ya para terminar, le recomiendo este libro a todas las personas que quieran una historia CLICHÉ de inicio a fin con un desenlace no sólo esperado, sino conocido, a tal grado que no te implica reto y no te hace pensar. Eso o a chicos de 12 y 13 años que apenas comiencen con al atracción por otros y que hayan enfrentado una decepción amorosa, así como Macaulay Culkin en Mi primer beso. Porque sí, siento que el protagonista era más o menos de esa edad cada que tiene esos arranques casi infantiles que él "atribuye al amor".
Saludos enormes,