Días de rabia


Autor (es):
 Alejandro Madrigal
Ilustrador: Rafael Gaytán
ISMB: 978-607-8351-50-3
Género: Narrativa para adolescentes y adultos
Editorial: CIDCLI
Número de páginas: 199 páginas
Saga: No la necesita


Sinopsis: En México el panorama no es alentador. Parecería que las autoridades y criminales son dos caras de la misma moneda; el tipo de cambio: el miedo.

El médico, el protagonista de esta historia, nos recuerda que hay otras opciones además de callar o huir: mirar a la persona que está a nuestro lado, darse cuenta de que no es tan distinta a nosotros, de que no es difícil ser solidarios, de que se puede y se debe luchar contra la injusticia y el abuso.

Recién salido de la escuela de medicina se instala en Coyoxitlepec para ejercer su profesión con toda la dispocisión de ayudar y hacer una diferencia. Ahí se encontrará con el famoso escritor Julio Fontela, que también ha vuelto, pero decepcionado de la realidad, sin ánimos ni siquiera de volver a levantar la pluma.

Es a través de las conversaciones de estos personajes, y una acuciosa narración de la vida cotidiana del pueblo, que el autor nos permite conocer los distintos puntos de vista de una realidad social deteriorada.

Hasta el día en quye el destino toca a la puerta y pone a todos a prueba.

¿Qué debe hacerse con los días de rabia? Tal vez una opción sea contar su historia. 


Hola a todos, mis queridos seres míticos. Antes de que termine el año les dejo esta reseña de un libro que, por cierto, me llegó gracias a la intervención de la plataforma Babelio y a su iniciativa #MasaCríticaMéxico, además de, claro, a la editorial misma que hizo el gran esfuerzo para que el libro me llegara pese a la complicación que las fiestas decembrinas significan. En serio muchísimas gracias. A todos aquellos que no sepan bien de qué va, les recomiendo que se den una vuelta por la página de Babelio y que se registren. ¡Seamos amigos! Ahora bien, dejemos esto de lado y comencemos de una vez por todas con la reseña.

En raras ocasiones suelo hacer esto pero en esta me tomaré la libertad. Hablaré de las cuestiones físicas del libro. Primero que nada, debo decir que es una edición pasta dura. Lo sé, para muchos son incómodas de tratar pero, personalmente, jamás dejarán de encantarme. La edición de la portada es bellísima y, desde luego, también las ilustraciones que aparecen dentro y fuera del ejemplar. Rafael Gaytán tiene completamente la culpa de ello. Me gustaron mucho los dibujos que -parece pues no soy experta en pintura- están hechos a acuarela. Además me gustó en serio mucho la manera en que comienza cada capítulo. No están titulados como tal pero la primera frase aparece resaltada en letras más grandes que el resto del texto. También hay un detalle que quizá parezca demasiado tonto pero me gustó mucho la manera en que está la numeración en el margen de las páginas. Lo sé, suena irrelevante pero por algún motivo eso llamó muchísimo la atención. Así que, sólo por el exterior, me parecer que es bello. Pero no juzguemos a un libro por su portada.

 Era demasiado joven para todo, 
 excepto para morir. Esa noche recibí una lección brutal. 
 La muerte se encuentra en todas las edades. 

Alejandro Madrigal, Días de rabia (ilust. Rafael Gaytán). 
CIDCLI, Ciudad de México, 2016, p. 17.

Ahora sí, entremos en materia. Primero tengo que hablar de los personajes. Creo que no existe, como tal un trasfondo real de los mismos pero existen ahí para expresar las ideologías que podemos encontrar en el entorno que vivimos aquí en México. Sus vidas se basan en una serie de eventos que los completan, que los llevan a ser lo que hacen, lo que me parece excepcional pero, recapitulo, no es precisamente necesario saber demasiado del trasfondo de cada uno de los personajes y, pese a eso, el autor nos lo muestra tanto como puede desde los limitantes de la voz narrativa y nuestro protagonista. En flashbacks (mejor conocidos como analepsis en la jerga literaria)nos explica cómo es que el doctor conoce a los personajes que interfieren en la historia y los eventos que le evocan las situaciones en las que se encuentra.

En las cuestiones técnicas, he de decir que se trata de un libro con capítulos realmente cortos, lo que los hace muy disfrutables. La manera en que el texto está expuesto es tan sencillo que no existe manera de que a alguien se le complique la manera en que está relatado. Eso sí, para las personas externas de nuestro país podrán tener dificultades con los regionalismos, estas palabras que se usan sólo dentro de nuestro territorio y que es difícil explicar o contextualizar en otros lugares. Por lo demás, creo que nadie va a tener problemas al comprender lo que está escrito, lo que lo vuelve una ventaja. Eso sí, debo criticar enormemente la falta de polifonía. Para los que no lo saben, la polifonía se trata de la manera en que hablan los personajes y su finalidad es diferenciar los tipos de "voces" que pueden tener. En este libro no se nota demasiado. El profesor, el escritor y el médico del pueblo, que se supone que son personas letradas, hablan exactamente de la misma manera que los campesinos. Con esto, desde luego, no pretendo decir que es malo hablar como campesino, sino que se supone que la manera de criarse es distinta y, por ende, deberían hablar de manera diferente. En este libro no ocurre, excepto por algunas ocasiones el lector se confunde por momentos hasta que se aclara quién está hablando. Los campesinos hablan de forma tan propia como lo hacen los "letrados". Fuera de eso, creo que en tecnicismos el libro está bastante bien estructurado.

 Plata o plomo, la única ley que 
 se cumple en México. 
 Y perro que ladre, perro que muere 
 en la cuneta. Problema resuelto.

Ibid., p. 53.

Lo realmente relevante del libro creo que es el mensaje que deja a la audiencia. No pretendo hablar demasiado de lo que ocurre en los países como el mío, en las cosas malas que pasan; pero vi muchas situaciones por las que he pasado plasmadas en esas páginas. Los personajes cambian de nombre cuando los ponemos en nuestro entorno, pero la finalidad es la misma. Me vi, sobre todo, con empatía en el protagonista. Sentí como míos sus problemas, su desesperación e impotencia. Muchos de sus pensamientos pasaron por mi mente muchísimo tiempo antes de leer este libro y sólo se vieron proyectados en mí y viceversa. Supongo que para muchos lectores esto es un despertar, para otros es sólo constatar que las cosas están mal y que no se puede hacer demasiado; pero para algunos cuantos, es una especie de esperanza al final de la lectura. 

Creo que no puedo decirles muchísimo más respecto al escrito sin sacar a relucir posturas que no me parece justo que ustedes tengan que leer. Además que no creo poder seguir con la reseña sin soltar un montón de spoilers por la emoción tan grande que tengo ya que justo terminé el libro. Pero bueno, no diré más al respecto. Mejor dejar la reseña hasta aquí. Por último y ya para terminar le recomiendo este libro a todos los adolescentes con criterio y a las personas que hayan perdido la esperanza, no importa de qué origen vengan, de qué país sean. Se la recomiendo a todos aquellos que quieran ir contra las injusticias, a los que quieran levantar la voz pero teman (porque el temor es completamente humano). Pero más que a nadie, se lo recomiendo a esos chicos que están a punto de cumplir los 18, que en corto van a tener que ir a votar por un candidato, e incluso a aquellos que ven la identificación sólo como el permiso para comenzar a beber. Espero que en este libro encuentren algo más que simples palabras, que encuentren un criterio para hacer de el sitio en el que viven un lugar mejor.

Saludos enormes,