Hola a todos, mis queridos seres míticos. El año se nos viene encima y casi estamos en el 2024. ¿Ya van haciendo sus propósitos? Yo sí, pero todavía no es hora de que se los diga, mientras tanto, vengo con esta reseña que ha caído de sorpresa. ¿Sinceramente? La película llevaba eones esperando en Netflix por ser vista hasta que el día de hoy me animé y, ¿saben qué..? Mejor les cuento en la reseña.
Es necesario que comience aclarando que no se trata de la típica historia sobre Sherlock Holmes. Creo que, antes de esta película, sólo el cuento de Neil Gaiman en su libro Trigger warning, había mencionado un Sherlock de esta manera.
Se trata no sólo de un genio, sino de un hombre al borde de la muerte, tanto mental como emocional. Es lo que hubiera pasado si Sir Arthur Conan Doyle hubiera seguido la saga y, no por ello, implica que sea malo. A veces, como especie, procuramos evitar estos momentos de la humanidad a la que estamos condenados, como si no fuéramos a envejecer nunca o como si no estuviéramos expuestos día con día a la posible muerte. Como sea, de manera general, nos topamos con un detective retirado que vive en una apacible casa lejos de todos. Watson se ha ido, lo mismo que el mayor de los Holmes y otros más a quienes Sherlock mismo tuvo que enterrar, así que lo encontramos por completo solo, incluso sin su tan preciada y paciente ama de llaves. Por si todo esto no fuera poco, también nos topamos con un hombre que está enfermo, cuya prodigiosa memoria ahora comienza a olvidar no sólo sus aventuras, sino los nombres de las cosas. El Alzheimer está a la orden del día y es un hecho que él lo sabe. Creo que, además de una gran ironía poética, también está el enorme hecho de que parece que la vida se burla del hombre, de su común arrogancia y sapiencia altanera.
Al inicio es complicado relacionar al icónico personaje de ficción con lo que estamos viendo. Sinceramente, parece más un simple anciano que camina cansado y lastimosamente que el vivaz detective que todo lo podía y sabía artes marciales. Sin embargo, una vez que nos acostumbramos a la idea, todo va de bien a mejor.
En este punto es necesario que hable de los personajes. Además de Sherlock aparecen en escena, de manera permanente, su nueva ama de llaves y el hijo de la misma. Estos personajes tienen relevancia porque son los que le dan una especie de ancla, una suerte de cordura, además que el niño lleva el hilo de la historia. Es su petición de la última aventura del detective lo que hace que el mismo se ponga manos a la obra e intente recordarlo todo. A la par, el director del filme hizo un corte temporal dividido en tres. Está el tiempo presente, con el niño y el ama de llaves; el pasado del último caso, referente a la esposa de un hombre importante; y un viaje que hizo Holmes a Asia con la finalidad de encontrar pimienta que lo ayude a ralentizar la pérdida de su memoria.
Una parte fundamental de la historia son los lazos que crea Sherlock. El principal es esta amistad rayana en el actual "bromance" que tiene con el niño llamado Roger. La forma en que comparten, la manera en que le enseña y el otro presta atención, me recuerdan mucho a lo que pasó en la película de "El Principito". Es algo paulatino, orgánico, del que ambos van aprendiendo. Por otro lado, está este afecto silencioso que tiene hacia su ama de llaves por la manera en que ella se empeña en ayudarlo pese a que, por momentos, ella misma desea correr lejos del anciano que cada día está más enfermo. Y, claro está, también hay lazos en el pasado, sobre todo el que forma con la esposa del hombre importante, mismo que no les describiré demasiado para no echarles a perder la trama y el porqué de esa situación. Como sea, se nota un Sherlock más humano, uno que suele recordar con cierto cariño y tristeza a sus viejos amigos, que menciona mucho a su hermano y a Watson, muestra clara de que las emociones suelen ganarle a la razón en lo que a él respecta. Y, claro, las múltiples "quejas" sobre las inconsistencias entre los libros del doctor y lo que Sherlock era en realidad. Esto causa cierta gracia a los que vemos el universo real puesto en esta ficción. Son guiños divertidos que tienen cierto grado de crítica a las películas y la cultura popular que hay en torno al mítico personaje.
Sobre las actuaciones, he de decir que la de sir Ian McKellen es GLORIOSA. Los momentos en que debe parecer un frágil anciano contrastan mucho con aquellos en que Sherlock todavía era funcional e independiente. Su trabajo actoral es muy bueno. Además, el chico que lo hizo de Roger se lleva las palmas en cuanto a carisma natural y a manera de proyectar una inocencia inteligente que pocas veces se puede ver en realidad. Me gustó mucho porque se nota que los actores y los personajes tenían química y eso hizo que el proyecto progresara.
Otra de las cosas que amé en esta película fueron sus paisajes. Si bien el trabajo de fotografía en cámara no fue particularmente bueno (se nota que no querían que fuera vistosa, sino entrañable), las locaciones fueron bellas y es un hecho que se puso empeño en que se sacara el mayor partido a las mismas.
De manera general, recomiendo esta película a quien sea que quiera una entrañable historia con un personaje conocido, a aquellos que deseen llenar el espacio vacío en el ocaso de la vida de este icónico detective. Si pudiera hacerlo en esta sección, este filme se llevaría cinco de cinco calaveritas.
Saludos enormes,
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