ISMB: 978-607-311-730-2
Género: Dicen que terror
Editorial: DeBolsillo
Número de páginas: 444 páginas
Saga: No la necesita
Sinopsis: Octubre de 1032, penitenciaría de Cold Mountain. Los condenados a muerte aguardan el momento de ser conducidos a la silla eléctrica. Los crímenes abominables que han cometido los convierten en carnaza de un sistema legal que se alimenta de un círculo de locura, muerte y venganza. Y en esa antesala del infierno Stephen King traza una pavorosa radiografía del horror en estado puro.
Todo un hito de la aclamada trayectoria del maestro indiscutible de la narrativa de terror contemporáneo.
Todo un hito de la aclamada trayectoria del maestro indiscutible de la narrativa de terror contemporáneo.
Hola a todos. El día de hoy he terminado el libro, y me dispongo a realizar la reseña en el momento exacto que hago dos cosas: la primera, intento reorganizar mi mente y escribir; la segunda, intento recuperar la imagen del libro que tomé previamente para esta reseña y no sé dónde dejé o si borré por completo. Espero que no sea la última opción. De cualquier forma, no sé bien cómo es que terminará esta reseña, sólo sé que, como el protagonista del libro, necesito hacerla. Espero que no quede tan mal y que no haya tantos spoilers. Aunque, claro, aquellos que vieron la película protagonizada por Tom Hanks, de poco o nada se tienen que preocupar. Así que comencemos con el día 1, para ir en orden de ideas y de acuerdo a mis notas. ¿Que por qué no escribí la reseña como las anteriores, día a día? Supongo que, cuando lean el libro, entenderán muchas cosas.
Día 1: El libro me sorprendió mucho por lo que pone al inicio, la explicación que da respecto al libro mismo. Se trata de una novela construida a trozos. Por raro que suene para el siglo XX, momento en que fue escrita, Stephen King hizo este experimento de una historia por entregas a un periódico -creo que fue un periódico- donde se publicaba cada cierto tiempo. Me gusta la perspectiva de que haya experimentado de esa manera. Así mismo, amé el prefacio que fue escrito por su persona, ese donde intenta justificar un poco los posibles saltos de tiempo y las extrañezas que se puedan dar a partir de las incongruencias.
Desde el momento uno aparecen los dilemas morales, la posibilidad de que las cosas no sean como parecen. Me gusta porque da a entender que lo que se viene será mucho peor.
Este es el segundo libro de King que veo con ilustraciones. No recuerdo bien si lo es o no, pero es un hecho que existen en La milla verde. Se trata de imágenes al inicio de cada "entrega" y son sombrías. Recuerdan un poco a Coraline, pero si el libro de Gaiman hubiera sido para adultos.
Este es el segundo libro de King que veo con ilustraciones. No recuerdo bien si lo es o no, pero es un hecho que existen en La milla verde. Se trata de imágenes al inicio de cada "entrega" y son sombrías. Recuerdan un poco a Coraline, pero si el libro de Gaiman hubiera sido para adultos.
Día 2: Es un hecho que King sabe cómo hacer escenas vistosas y llamativas. Muchas de ellas, incluso, cinematográficas. Eso me hace intentar recapitular detalles insignificantes como si en la película el ratón es blanco o café. Como dije, no es relevante, pero me hace preguntármelo. Es un hecho que a las personas de Hollywood les costó poco, o nada, llevar esta historia a la pantalla pues King mismo ayudó a que la situación fuera muy, muy sencilla.
Día 4: Tiene muchos dilemas, muchas preguntas complicadas. Eso me gusta. El único inconveniente es que creo que su narrador no tiene una voz propia, tiene mucho de King en su sistema. No en el sentido de creencias, de pensamientos, sino en su forma de hablar. No sé, el carcelero narra como lo haría un literato. A eso me refiero. Sin embargo, eso no lo hace menos real y menos humano. Si bien creo que su lenguaje deja mucho qué desear, la realidad es que su manera de reaccionar y ver el mundo es bastante humana, cosa que lo hace ligeramente tangible una vez que olvidamos que detrás se esconde un maestro del terror.
Olvidé comentar anteriormente que es graciosa la forma en que King intenta justificar sus incongruencias temporales o posibles errores por medio de la edad. Como en narrador ya es demasiado mayor, puede que se pierda un poco. Me parece gracioso porque es el cliché de todo anciano, que olvida las cosas o que los tiempos se le pierden. He conocido ancianos demasiado lúcidos que viven mejor en el pasado que en el presente.
Por otro lado, está su intertextualidad. Lo sé, es una palabra demasiado larga, ridícula y rimbombante -dominguera, como diríamos en mi ciudad- pero significativa. Se trata de la cualidad que los libros tienen de referenciar a otros. En el caso de La milla verde, King menciona a grandes personajes y, por ende, también grandes autores. Me gusta, sobre todo, que compara sus personajes o situaciones con los de otros textos. En este caso, menciona a Poe.
Día 9: En este día me di cuenta que soy una anciana atrapada en el cuerpo de una treintona. Sin duda porque me gustan mucho los juicios morales que hace Paul -el protagonista- respecto a la televisión. Creo fielmente en su palabra (perdóname King por el adverbio) y que esa cosa nos roba el alma. Sí, es divertida y tiene algunas cosas buenas, pero también nos quita el tiempo de leer, pintar, dibujar, ver las nubes, comer con nuestra familia y, al final del día, todo por perdernos en la contemplación de personas sin talento que muestran sus maneras costosas de vivir y tirar por los suelos su dignidad a cambio de más dinero... Les digo que lo mío es la edad antigua. Así, de la misma manera que yo, Paul denota su edad y sus pensamientos que contrastan mucho, e incluso chocan, con los de las generaciones actuales. Además, Paul también tiene una manera muy bella de ver la vejez. Me refiero a lo bello por su humanidad, no por la manera en que habla de ella. A veces, como espectadores (de momento, recuerden que a todos nos llegará la hora), se nos olvida que las personas demasiado mayores también desean divertirse, que también usan sarcasmo, que quieren alocarse y tirarse los dientes con una galleta y reírse de ello en lugar de lamentarse y causar lástima. Me sorprende cómo King expone la realidad, el hecho de que hacemos menos a nuestros ancianos, que la simple palabra "viejo" nos escandalice y digamos en diminutivo todo para que "no suene tan feo". Lo cierto es que el eufemismo no les da juventud y que actitudes como esas les quitan, de a poco y día con día, la poca dignidad que los pañales para adulto les deja. Lo sé, estoy haciendo juicios morales. Es un hecho que este libro me ha afectado profundo; pero creo que es algo que tenía que decir, al menos para recordarme, dentro de muchos años, que la edad no tiene por qué detenernos.
En otros temas menos lúgubres, se nota -una vez más- que se trata de un texto por entregas ya que el final de la segunda parte se repite en el inicio de la tercera. No es un problema, en absoluto, sólo que refuerza la sensación y, no lo negaré, me ha encantado. Siento que leo el libro en un periódico, tal y como los primeros espectadores lo hicieron. Con algo más de fuerza de voluntad, quizá me hubiera establecido un día de la semana para comenzar a leer cada parte, como si lo "publicaran" sólo los jueves, por ejemplo, y yo sólo pudiera comenzar la siguiente sección el jueves, de haber terminado la anterior.
Para terminar con este día, diré que tiene una musicalidad casi infantil con las repeticiones. Cosas como "Willy, el del barco de vapor" o "ojos negros como el aceite". No afectan en lo absoluto, pero me llama la atención que ocurra, casi como si Paul estuviera escribiendo el libro para John, de forma que incluso Coffy lo entendiera.
Día 16: Esta edición, la de DeBolsillo, tiene muchos errores, sobre todo con los nombres. Parece que los traductores o editores se tuvieron problemas para llevar la temporalidad o coherencia en ciertas partes. Vi un par de veces cosas como John Dolan (en lugar de Coffy) o decir que fue Percy en lugar de Hal quien estaba en casa de Moore al momento de ayudar a Melinda. Lo sé, parece insignificante, pero cuando se está muy concentrado en la lectura, causa ruido y corta la idea que se tenía en mente; es molesto, en pocas palabras. No de muerte, pero molesto sí.
Día 17: Volvemos al inicio. Al momento cero. In media res, como dirían los latinos. Al día en el que terminé La milla verde y sentí la urgencia de terminar esta reseña, de escribirla de una vez, en mitad de una labor que quizá pueda parecer más importante, pero que se queda como secundaria por mi ímpetu de escribir. Supongo que ya sólo queda resolver algunas cuestiones. La primera, sí encontré la foto destinada a esta reseña, por lo que podré publicarla en cuanto termine de escribirla. Excelente. La segunda... Creo que esa es más complicada.
Creo que se notó, a lo largo de mi reseña, que AMÉ el libro. Se trata de un texto entrañable que nos hace preguntarnos sobre las cosas más básicas de la humanidad. ¿Estaríamos dispuestos a juzgar a alguien si este va a morir por nuestro juicio? ¿Podríamos presionar el botón que lo asesine mientras lo vemos a la cara? Me hace preguntarme tantas cosas sobre mi propia persona, sobre la función de Dios en el universo, la humanidad. Dejó de ser una cuestión moral para volverse la cosa más simple del mundo. ¿Hay justicia real? ¿Entonces por qué a la gente buena le pasan cosas malas? ¿Por qué Dios pidió -aunque no lo haya hecho-, por qué insinuó que Abraham tenía que matar a su hijo? ¿En qué clase de mundo vivimos? ¿Qué clase de seres somos los que lo habitamos? Pero bueno, supongo que jamás obtendremos respuestas...
Así, creo que es momento de terminar. Por ello recomiendo este libro a todas las personas con una estabilidad mental considerable, porque los va a destrozar pedazo a pedazo. Lo recomiendo a todos los chicos en edad de votar, a aquellos que juzgan a la primera sin tener idea cómo es la vida del otro, a los que creen tener la razón de todo. En fin, a todo el que quiera una reflexión desgarradora sobre su lugar en el mundo.
Saludos enormes,
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