Glass

Como el título de esta reseña lo dice, es momento de hablar sobre Glass. Para mi buena suerte tuve la ventaja de verla en el estreno y es por eso que esperé hasta ahora para hablar del tema. Miren que llegar a las tantas de la noche y postearla al siguiente momento no es para nada sencillo. Pero bueno. Como siempre, intentaré no dar demasiados spoilers pero no aseguro demasiado porque tengo una emoción enorme qué compartir con ustedes. ¿Ya la han visto? Espero que a este punto lo hayan hecho y que mi reseña no les desvele demasiado de lo que deberían o no saber al respecto. Al resto, recuerden intentar no dar demasiados adelantos en los comentarios para evitar quitarle al resto la emoción de ver la película. ¡Comencemos!

Como dato curioso, para los que no lo saben, se trata de una película en saga. Sí. Una trilogía para ser más precisos. Tenemos en primer lugar a Unbreakable, protagonizada por Samuel L. Jackson y Bruce Willis. Ésta película se estrenó allá por la época de los dosmiles y, al menos para mí, fue muy buena. No les contaré demasiado de la trama pero sí que les recomiendo antes ver esta película para entrar en ambiente. Como tip, les diré que está en Netflix. Luego, en segundo lugar, se encuentra Split, protagonizada por James McAvoy el año ante pasado (2017). De esto creo que no es necesario que les diga demasiado pues lo más seguro es que muchos como yo hayan echado a correr a las salas de cine para verla. Y, por último pero no menos importante está, desde luego, Glass.


¿De qué va en particular esta película? Bueno, intentemos decirlo sin muchos spoilers. Se trata de la historia de tres hombres que creen una cosa muy extraña: son súper héroes y cuentan con cosas sobre humanas que los hacen destacar en el mundo. A ellos, con sus demonios, su humanidad dentro de su creencia de ser súper poderosos y todo lo demás, se suma una mujer, una psicóloga, que piensa tratarlos para que los tres, cada uno a su particular forma, entienda que realmente son simples personas con ataques de adrenalina que los hacen, aunque sea por un momento, realizar proezas. Y toda la trama gira en torno a estos cuatro personajes y sus seres queridos. 

Comenzaré hablando de los tecnicismos. Creo que visualmente fue una buena película. Los cambios de cámara no fueron molestos en la mayor parte del tiempo y la fotografía no fue brillante pero le dio puntos acertivos al filme. El manejo de los colores fue un factor destacable y, gracias a ello, incluso las escenas con poca luz se veían claras pese a su oscuridad aparente. Sólo tengo una especie de problema al respecto pero creo que es sumamente personal y subjetiva: no me gustaron las escenas de pelea con cámara en primera persona. Los movimientos no estaban bien fijados, la mayor parte de las luchas parecía que sólo se tomaban mutuamente de la pechera de las playeras o del cuello y se zarandeaban mutuamente sin hacer gran cosa en realidad. Además, creo que le quitaron un poco de emoción a la coreografía que se pudiera haber planeado para ese tipo de escenas. Lo sé, Bruce Willis ya no puede hacer lo que hacía en Die Hard, pero creo que se pudo esforzar un poco más para esta última entrega. Igual, todas mis quejas no demeritan que, físicamente, hubo aciertos. Entre ellos los flashbacks. Quizá muchos piensen que los hicieron para poder restar tiempo a la filmación (quizá fue el caso, yo no estuve en el cast, no puedo decir que fue de otra manera); pero también creo que ayudaron un poco a centrarnos y a darnos esa sensación de nostalgia. Estamos hablando de que han pasado 2 años desde la penúltima película y 19 desde la primera. No son pocos y, sin duda, a más de un despistado le sirvieron para saber a qué saga pertenecía esta entrega. 

Otro acierto que no sé si se puede catalogar del todo como visual, fueron los vestuarios. Vemos la capa verde de Dunn, el traje morado de Elijah y el característico mono amarillo de Kevin y sus amigos imaginarios. Esto me dio una sensación de comic, de ese héroe o villano que siempre aparece con los mismos colores de ropa o, por ende, con la misma ropa. Quizá no muchos lo notaron o lo vieron desde esa perspectiva pero es algo a considerar. Eso y el regreso de personajes secundarios característicos de cada entrega. No especificaré quiénes fueron ni su función para no echarles a perder una emoción muy buena en este sentido. Les garantizo que valdrá la espera para aquellos que hemos seguido la saga desde sus inicios.

Sobre las actuaciones creo que el asunto es obvio. Todas son muy buenas pero McAvoy se lleva las palmas. Se nota que todos estuvieron muy metidos en su papel, se notó en L. Jackson el sufrimiento de Elijah en cada escena de quebrarse un miembro, e incluso el dolor emocional por parte de David Dunn con su vida en la forma en la que estaba. Pero Kevin, él y sus cambios de personalidad, han sido maravillosos. El hombre cambia acento, postura del cuerpo, mirada, expresión facial, maneras, ¡todo!, en dos tristes segundos. Para nuestra buena suerte hay un par de secuencias a este respecto, donde cambia en momentos una y otra vez, con segundos de diferencia. No sé si la escena se grabó de forma continua pero, de ser el caso, creo que alguien se merece un Óscar.

Por lo demás, la verdad es que se la recomiendo a todo el que quiera verla. Eso sí, con la documentación previa de las dos películas anteriores porque las referencias son continuas y, muchas veces, no sólo en flashbacks sino en diálogos que no entenderán de no tener el precedente. Creo que es un maravilloso cierre para esta trilogía, sobre todo por el giro inesperado en el final. Y no diré más para dejarlos con la intriga.

Saludos enormes,